"La Familia: escuela
insustituible del amor y la esperanza."
MONSEÑOR EMILIO BERLIE
« He de
esconderme de tu presencia » (Gn 4, 14): eclipse del sentido de Dios y del hombre
23. El eclipse del sentido de
Dios y del hombre conduce inevitablemente al materialismo
práctico, en el que proliferan el individualismo, el utilitarismo y el
hedonismo. Se manifiesta también aquí la perenne validez de lo que escribió el
Apóstol: « Como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios,
Dios los entregó a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene » (Rm 1,
28). Así, los valores del ser son sustituidos por los
del tener. El único fin que cuenta es la consecución del
propio bienestar material. La llamada « calidad de vida » se interpreta
principal o exclusivamente como eficiencia económica, consumismo desordenado,
belleza y goce de la vida física, olvidando las dimensiones más profundas
—relacionales, espirituales y religiosas— de la existencia.
En semejante contexto el sufrimiento, elemento
inevitable de la existencia humana, aunque también factor de posible
crecimiento personal, es « censurado », rechazado como inútil, más aún,
combatido como mal que debe evitarse siempre y de cualquier modo. Cuando no es
posible evitarlo y la perspectiva de un bienestar al menos futuro se desvanece,
entonces parece que la vida ha perdido ya todo sentido y aumenta en el hombre
la tentación de reivindicar el derecho a su supresión.
Siempre en el mismo horizonte
cultural, el cuerpo ya no se considera como realidad
típicamente personal, signo y lugar de las relaciones con los demás, con Dios y
con el mundo. Se reduce a pura materialidad: está simplemente compuesto de
órganos, funciones y energías que hay que usar según criterios de mero goce y
eficiencia. Por consiguiente, también la sexualidad se
despersonaliza e instrumentaliza: de signo, lugar y lenguaje del amor, es
decir, del don de sí mismo y de la acogida del otro según toda la riqueza de la
persona, pasa a ser cada vez más ocasión e instrumento de afirmación del propio
yo y de satisfacción egoísta de los propios deseos e instintos. Así se deforma
y falsifica el contenido originario de la sexualidad humana, y los dos
significados, unitivo y procreativo, innatos a la naturaleza misma del acto
conyugal, son separados artificialmente. De este modo, se traiciona la unión y
la fecundidad se somete al arbitrio del hombre y de la mujer. La procreación se
convierte entonces en el « enemigo » a evitar en la práctica de la sexualidad.
Cuando se acepta, es sólo porque manifiesta el propio deseo, o incluso la propia
voluntad, de tener un hijo « a toda costa », y no, en cambio, por expresar la
total acogida del otro y, por tanto, la apertura a la riqueza de vida de la que
el hijo es portador.
En la
perspectiva materialista expuesta hasta aquí, las relaciones interpersonales
experimentan un grave empobrecimiento. Los primeros que sufren sus
consecuencias negativas son la mujer, el niño, el enfermo o el que sufre y el
anciano. El criterio propio de la dignidad personal —el del respeto, la
gratuidad y el servicio— se sustituye por el criterio de la eficiencia, la
funcionalidad y la utilidad. Se aprecia al otro no por lo que « es », sino por
lo que « tiene, hace o produce ». Es la supremacía del más fuerte sobre el más
débil.
Intención/motivación
del día
Laura
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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