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lunes, 22 de agosto de 2011

¿POR QUÉ SE DEFIENDE EL ABORTO Y OTRAS COSAS?

 Los Límites una Cuestión de Amor Responsable

No nos llamemos a engaño. Las razones por las que se disfraza el aborto como un derecho, así como el divorcio y otros derivados de la propia concupiscencia del ser humano, están apoyadas y defendidas desde el más puro hedonismo y egoísmo personal.

Una pareja, las hay a montones, quieren vivir su vida. También quieren tener hijos, pero su amor es tan inmaduro que sólo tiene en primer lugar gozar del sexo y de sus propias apetencias. Pronto se dan cuenta que el hijo exige sacrificio y renuncia, y, soportado los primeros meses y, los menos, algún año, la renuncia se hace insoportable y el sacrificio empieza a convertirse en una tortura. ¡Hay que buscar soluciones!

Hay que buscar soluciones porque yo no me quiero perder ese baile de disfraces, o esa fiesta de cumpleaños de mi amig@, o aquel partido o estas prometedoras vacaciones o vivir mi propia vida según mis apetencias y deseos. ¡Uffff...!, los hijos son una carga y hay que evitarlo, pues si no lo hago me pierdo mi vida.

No miremos al otro lado, esa es la verdadera causa del aborto, porque cuando son otras las causas, se superan y se puede programar una paternidad responsable. El lado económico sirve para engañarnos y justificar lo injustificable. Como lo de más arriba. Porque el dinero por el cual justificamos no tener más hijos, lo empleamos en vacaciones y caprichos.

Cuando se vive en la verdad se encuentran razones fundadas y serias para programar las cosas y ser responsables con ellas. Pero nunca para cortar la vida a otra persona o destruir el amor familiar. Sí, necesitamos una Constitución como la Húngara que nos ayude a guardar y afirmar nuestras propias raíces, porque de ello dependerá nuestra salvación y nuestra vida. Y también la de nuestros hijos.

Cuando nuestros pueblos sean viejos, enfermos y degenerados. Hartos de vicios y de frivolidades. Cansados de buscar felicidades minúsculas y llenos de insatisfacciones y deseos que no se encuentran en este mundo, miraremos hacia arriba para buscar allí nuestras verdaderas raíces, donde realmente deberíamos haber buscado.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo. Yo añadiría una gran falta de formación en la juventud que han visto a sus padres (muchas veces católicos) vivir como si no lo fueran.

    Ojalá podamos coincidir pronto con más calma. Un abrazo Salvador!

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