Observen muy atentos y comprobaran el impulso sereno, decidido y valiente que sobrecogió al bendito médico para proclamar al mundo que "el aborto no es un derecho", porque matar a un ser vivo que vive en el seno de su madre es un asesinato. Y ante tal declaración no se puede decir ni refutar nada.
Los hay que, con toda buena intención, aducen razones de salud y de evitar sufrimientos, pero quizás, de foma inconsciente, lo que pretendemos es evitarnos el sufrimiento. Porque tanto ha avanzado la ciencia médica que ellos, las personas niñ@s no se van a enterar, o en su defecto, no van a sufrir lo que nosotros creemos.
Pero, dejando al margen la situación de cada uno, lo verdaderamente importante es discernir que permitir nacer al bueno de salud y condenar al malo no cambia el derecho de ambos a la vida, sólo ha cambiado nuestra elección, en este caso de la señora ministra y gobierno, así como todos aquellos que lo consideren.
El veredicto de la justicia es el mismo para el perfecto que el imperfecto. Para el guapo que para el feo; para el bueno físicamente que para el malo físicamente. Ambos son personas y ambos tienen pleno derecho a la vida. Porque el hecho de ser persona no viene dado por días, semanas o meses, ni por el tiempo ahora o después, sino por el hecho de pertenecer a una especie determinada.
Desde el momento que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, y hay vida, lo importante es saber a que especie pertenece ese ser vivo, y si pertenece a la especie humana, señora ministra, es una persona, y toda persona, usted lo ha jurado, tiene derecho a la vida, a una vivienda y educación en libertad.
Lo único que ocurre en este y otros países es que los señores que nos gobiernan no gobiernan en verdad ni en derecho. Dicen verdades, pero no las hacen ni las cumplen, porque decir no es lo mismo que hacer. Se dice mucho, pero luego se hace lo que interesa o desea. Y de eso debemos de aprender los españoles. No basta con hablar en la pizarra, en la rueda de prensa, sino en el campo, es ahí donde se libra la batalla, y de eso sabe y nos da ejemplo nuestra flamante selección española.
No basta decir y proclamar proyectos y programas, sr.Zapatero, sino cumplirlos y hacerlos. Y cuando se habla de libertad, hay que entender que libertad de hacer el bien y defender los derechos de las personas. Y los niños "nacidos en el vientre de sus madres" son personas porque pertenecen a la especie human, y como personas tienen derecho a la vida.
Por eso, con el Sr. Médico, a quien no conozco, pero ante el cual me quito el sombrero y al que he aplaudido delante del ordenador cuando contemplaba el vídeo, que he recogido del blog de mi amigo "La Catapulta", proclamo que el "aborto no es un derecho".
Los hay que, con toda buena intención, aducen razones de salud y de evitar sufrimientos, pero quizás, de foma inconsciente, lo que pretendemos es evitarnos el sufrimiento. Porque tanto ha avanzado la ciencia médica que ellos, las personas niñ@s no se van a enterar, o en su defecto, no van a sufrir lo que nosotros creemos.
Pero, dejando al margen la situación de cada uno, lo verdaderamente importante es discernir que permitir nacer al bueno de salud y condenar al malo no cambia el derecho de ambos a la vida, sólo ha cambiado nuestra elección, en este caso de la señora ministra y gobierno, así como todos aquellos que lo consideren.
El veredicto de la justicia es el mismo para el perfecto que el imperfecto. Para el guapo que para el feo; para el bueno físicamente que para el malo físicamente. Ambos son personas y ambos tienen pleno derecho a la vida. Porque el hecho de ser persona no viene dado por días, semanas o meses, ni por el tiempo ahora o después, sino por el hecho de pertenecer a una especie determinada.
Desde el momento que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, y hay vida, lo importante es saber a que especie pertenece ese ser vivo, y si pertenece a la especie humana, señora ministra, es una persona, y toda persona, usted lo ha jurado, tiene derecho a la vida, a una vivienda y educación en libertad.
Lo único que ocurre en este y otros países es que los señores que nos gobiernan no gobiernan en verdad ni en derecho. Dicen verdades, pero no las hacen ni las cumplen, porque decir no es lo mismo que hacer. Se dice mucho, pero luego se hace lo que interesa o desea. Y de eso debemos de aprender los españoles. No basta con hablar en la pizarra, en la rueda de prensa, sino en el campo, es ahí donde se libra la batalla, y de eso sabe y nos da ejemplo nuestra flamante selección española.
No basta decir y proclamar proyectos y programas, sr.Zapatero, sino cumplirlos y hacerlos. Y cuando se habla de libertad, hay que entender que libertad de hacer el bien y defender los derechos de las personas. Y los niños "nacidos en el vientre de sus madres" son personas porque pertenecen a la especie human, y como personas tienen derecho a la vida.
Por eso, con el Sr. Médico, a quien no conozco, pero ante el cual me quito el sombrero y al que he aplaudido delante del ordenador cuando contemplaba el vídeo, que he recogido del blog de mi amigo "La Catapulta", proclamo que el "aborto no es un derecho".
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