Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2014
Día 22 – 6/3/2014
"La oración es una compañera
inseparable de la vida cristiana".
SAN JUAN BOSCO
Reflexión
El aborto lastima a la mujer. En
muchos casos, ocasiona un daño irreparable a la función reproductiva de la
mujer. En los últimos diez años, se ha comprobado que tiene graves daños
psicológicos y emocionales. En muchos casos, el trauma post-aborto es
psicológicamente devastador, afectando sus relaciones familiares, amistades e
incluso laborales.
Oración del día
Oremos por los esposos, para que
vivan la santidad del matrimonio, apoyados en María, para encontrar la alegría
del vino bueno hasta el final de sus vidas..
Motivación del día
5º Mandamiento: «No matarás» (Ex 20, 13).
“La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y
permanece siempre en una especial relación con el Creador. Sólo Dios es Señor
de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia,
puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”
La
Escritura, en el relato de la muerte de Abel a manos de su hermano Caín (cf Gn 4, 8-12), revela, desde los comienzos
de la historia humana, la presencia en el hombre de la ira y la codicia,
consecuencias del pecado original. El hombre se convirtió en el enemigo de sus
semejantes. Dios manifiesta la maldad de este fratricidio: “¿Qué has hecho? Se
oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo. Pues bien: maldito
seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre
de tu hermano” (Gn 4, 10-11).
La
vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento
de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe
ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho
inviolable de todo ser inocente a la vida.
«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que
nacieses te tenía consagrado» (Jr 1,
5).
“Los derechos inalienables de la persona deben
ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad
política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos
ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado:
pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del
acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso
recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la
integridad física desde la concepción hasta la muerte” (Congregación para la Doctrina de la Fe , Instr. Donum
vitae 3).
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo
con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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