“El Evangelio es un mensaje de alegría que anima a
hombres y mujeres a disfrutar del amor conyugal, que lejos de sofocar la fe y
la moral cristianas, quieren hacerlos sanos, fuertes y realmente libres. Este
es el significado exacto de los Diez Mandamientos: no son una serie de no es",
sino un gran "sí" al amor ya la vida.”
BENEDICTO XVI
«
Llamados... a reproducir la imagen de su Hijo » (Rm 8, 28-29): la
gloria de Dios resplandece en el rostro del hombre
36. Lamentablemente, el magnífico proyecto de Dios
se oscurece por la irrupción del pecado en la historia. Con el pecado el hombre
se rebela contra el Creador, acabando poridolatrar a las criaturas: « Cambiaron
la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez
del Creador » (Rm 1, 25). De este modo, el ser humano no sólo desfigura en sí
mismo la imagen de Dios, sino que está tentado de ofenderla también en los
demás, sustituyendo las relaciones de comunión por actitudes de desconfianza,
indiferencia, enemistad, llegando al odio homicida. Cuando no se reconoce a
Dios como Dios, se traiciona el sentido profundo del hombre y se perjudica la
comunión entre los hombres.
En la vida del hombre la imagen de Dios vuelve a
resplandecer y se manifiesta en toda su plenitud con la venida del Hijo de Dios
en carne humana: « El es Imagen de Dios invisible » (Col 1, 15), « resplandor
de su gloria e impronta de su sustancia
» (Hb 1, 3). El es la imagen perfecta del Padre.
El proyecto de vida confiado al primer Adán
encuentra finalmente su cumplimiento en Cristo. Mientras la desobediencia de
Adán deteriora y desfigura el designio de Dios sobre la vida del hombre,
introduciendo la muerte en el mundo, la obediencia redentora de Cristo es
fuente de gracia que se derrama sobre los hombres abriendo de par en par a
todos las puertas del reino de la vida (cf. Rm 5, 12-21). Afirma el apóstol
Pablo: « Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán,
espíritu que da vida » (1 Cor 15, 45).
La plenitud de la vida se da a cuantos aceptan
seguir a Cristo. En ellos la imagen divina es restaurada, renovada y llevada a
perfección. Este es el designio de Dios sobre los seres humanos: que «
reproduzcan la imagen de su Hijo » (Rm 8, 29). Sólo así, con el esplendor de
esta imagen, el hombre puede ser liberado de la esclavitud de la idolatría,
puede reconstruir la fraternidad rota y reencontrar su propia identidad.
Intención/motivación
del día
Queridos amigos,
En estos días es
mucho lo que tenemos que agradecer a Dios, porque después de año y medio, fue
finalmente archivado el proyecto de “unión civil” entre homosexuales,
evitando así que las leyes de nuestro país protejan jurídicamente “un pecado
que clama al cielo”.
Sí, así de grave es este
pecado a los ojos de Dios. Lo dice el canon 1867 del Catecismo de la
Iglesia Católica: “...existen ‘pecados que claman al cielo’.
Elpecado de los
sodomitas clama al cielo (cf Gn 18, 20; 19, 13)...”.
Es por tal motivo que la Congregación
para la Doctrina de la Fe estableció enel documento intitulado
“Consideraciones
acerca de los Proyectos de Reconocimiento Legal de las Uniones entre Personas Homosexuales”,
rubricado el 3 de junio del 2003
por el entonces CardenalJoseph Ratzinger, que
“el respeto hacia
las personas homosexuales no puede de ninguna manera conducir a la
aprobación del comportamientohomosexual o al reconocimiento jurídico de las uniones homosexuales”.
Debemos agradecer
también a nuestros hermanos evangélicos, quienes durante el último año y medio
no pararon de luchar contra este infame proyecto de ley que gravemente lesiona
la familia; realizaron marchas, plantones, y todas las coordinaciones
necesarias en el Congreso para finalmente conseguir los votos que arruinaron
los planes del Maligno. No fue la Iglesia Católica la que dio la
batalla. Fue la Iglesia Evangélica. Los medios de comunicación -como
siempre que ven peligrar sus agendas-han ocultado la magnitud del plantón
frente al Congreso, hablando de “grupos” o “decenas”.
Fueron por lo menos
diez cuadras de la Av. Abancay, copando todo el ancho de
las enormes veredas mas las transversales, lasque estuvieron
llenas de gente que durante horas hizo escuchar su voz, clamando contra este
nefasto proyecto y pidiendo la protección del
altísimo.
Aproximadamente tres mil evangélicos, junto con todos suspastores. Católicos...
exactamente 17 personas; ningún sacerdote.
exactamente 17 personas; ningún sacerdote.
Reconozco que al
estar ahí no sabría decir qué es lo que más sentí: pena o vergüenza... Si
tenemos en cuenta que -según la última encuesta realizada por
la Universidad de Lima- la población que en nuestro país se declara
católica es aproximadamente un 80% y la evangélica un 10%, lo que las cifras
revelan sobre la presencia y el testimonio del pueblo católico es por demás preocupante. Ciertamente
hay muchos que por razones de trabajo les fue imposible estar
presentes haciendo escuchar su voz de protesta, y muchas almas piadosas
estuvieron rezando la Coronilla de la Divina Misericordia a las tres de la
tarde en las Capillas de Adoración, como lo hicimos los ahípresentes, arrodillados en la acera de la calle. Sin duda Nuestro
Señor escucha las oraciones de todos y en todos lados. Pero...
¿17? Tal parece que nos hemos olvidado de la enseñanza del Concilio
Vaticano II que establece que los católicos no podemos abdicar de participar en
las cuestiones sociales o políticas que afectan el bien común, que debemos
luchar por los principios católicos, y que es muy triste para el Señor la
cobardía de los corazones timoratos que por respeto humano no se atreven a
levantar la voz para proclamar la verdad.
Ahora bien. Católicos
confundidos los hay en gran cantidad, debido mayormente al incesante trabajo de
los medios de comunicación para adormecer la moral de las personas y hacer ver
como normal lo que es aberrante, unido a la clamorosa falta de catequización
del pueblo católico y al silencio culpable desde los púlpitos. Es así que no se
comprende la magnitud del daño que este tipo de leyes inflige a la sociedad y
la persecución que desatan contra los cristianos cuya fidelidad es absoluta y
no aceptan ofender a Dios.
Hará un año escribí
una reflexión sobre este tema, que a continuación copio, ya que la situación no
ha cambiado; es exactamente la misma, los comentarios que me han llegado son
los mismos, y las respuestas son las mismas. Solo hay una diferencia: la
persecución a los cristianos en muchas partes del mundo ya se desató, y de
manera cruenta y salvaje.
Hace poco pudimos
escuchar al señor Carlos Bruce declarar en un programa televisivo que la ley de
“unión civil” para los homosexuales no afecta en nada a los heterosexuales.
Veamos si esto es cierto.
Con fecha 26 de marzo
del 2014, la Defensoría del Pueblo presentó un informe dirigido al Presidente
del Congreso de la República, al Presidente de la Comisión de Justicia y
Derechos Humanos, al Presidente del Consejo Nacional de Derechos Humanos, al
Presidente de la Comisión Nacional contra la Discriminación, y al mismo señor
Bruce, congresista. Informe que desnuda la verdadera intención detrás de esta
supuesta protección de los “derechos” de la comunidad LGBTI, cual es la abierta
persecución contra todo cristiano comprometido con su fe.
En el punto VII del documento de la
Defensoría del Pueblo, en donde se señalan las “recomendaciones” que emite este
organismo, se puede leer:
4.- Se recomienda al
Congreso de la República discutir y aprobar la tipificación de crímenes de odio contra
la población LGBTI, así como adoptar medidas normativas para combatir el acoso
y el bullying homofóbico.
Esto, traducido a la práctica, no es
otra cosa que la prohibición y la sanción penal -la criminalización- de
cualquier expresión que critique el homosexualismo.
Lo que se busca con este libreto repetido en
tantos países es que se aprueben leyes que declaren crimen de odio cualquier
expresión que rechace y condene la conducta homosexual. Por lo tanto, los
cristianos que deseen defender sus valores morales y principios religiosos
serán castigados, pues toda opinión que esté en desacuerdo con el estilo de
vida homosexual podrá ser calificada de
“homofóbica”.
Es
decir, se creará el delito de opinión para los cristianos.
Dicho de otro modo, se vulnerará la libertad
de conciencia y la libertad religiosa de las personas, principios fundamentales
por los que tanto ha luchado la civilización occidental.
Una rápida mirada a la situación en los
países donde se ha aprobado este tipo de uniones - en algunos absurdamente
llamados “matrimonios” - confirma esta verdad. En el Reino Unido y después de
largos procesos judiciales que perdieron, las agencias de adopción católicas
-algunas con casi siglo y medio de funcionamiento- fueron clausuradas al negarse
a entregar niños a parejas homosexuales.
En los Estados Unidos, los ejemplos se
multiplican al infinito. En Washington una florista llevada a juicio y
demandada por negarse a hacer los arreglos florales para una boda de
homosexuales, y sujeta al “bullying cristianofóbico” por mantenerse fiel a su
fe. El juez decidió que la florista cristiana tiene que apoyar y participar en
bodas del mismo sexo.
En Oregon, un pastelero demandado por el
fiscal del Estado por negarse a hacer un pastel de bodas para una pareja de
lesbianas.
En Denver, Colorado, donde no existe el
matrimonio homosexual pero sí la unión civil para acuerdos legales y
patrimoniales, otro pastelero fue llevado a
juicio por la ACLU -la más poderosa organización de abogados anticristianos-
por negarse a hacer el pastel de bodas para dos homosexuales.
En Nuevo Méjico, un matrimonio de fotógrafos
fue sentenciado por negarse a cubrir la ceremonia de compromiso de dos
lesbianas.
Los ejemplos se encuentran al por mayor y en
todos los casos es obvio que las “víctimas” podían contratar los servicios en
cualquier otro
establecimiento. Pero el presentar las
demandas tenía y sigue teniendo en los casos actuales un claro objetivo: el de
infligir daño y doblegar a quien no acepta violar sus principios religiosos.
En Barcelona están presionando a un concejal
para que dimita, pues se negó a casar a una pareja lesbiana; dicen que no puede
aducir la objeción de conciencia, pues se trata de un derecho constitucional.
Es más, ni siquiera el ámbito eclesial se
libra de la persecución. El solo hecho de leer la biblia en los pasajes que
condenan la sodomía puede ser denunciado y penalizado como “homofóbico”.
En Suecia un pastor tuvo que pasar un mes en
prisión por enseñar en el sermón que dio en su templo lo que la biblia dice
sobre la homosexualidad.
En Londres, un evangélico fue detenido por
predicar contra la inmoralidad sexual, ya sea ésta heterosexual u homosexual.
En los
Estados Unidos amenazan a los pastores cristianos: si no "casan" a
gays, irán a la cárcel.
La alcaldesa de Houston, activista LGBT,
ordena al clero que le entregue sus sermones sobre género.
En cuanto a la educación escolar, el
legitimar estas “uniones” ha desembocado en la obligación que tienen los
maestros de enseñarla como una opción moralmente normal y la consecuente
abolición del derecho de los padres a la formación moral de sus hijos, como se
vio en el caso de un padre de familia en Massachussets, detenido y esposado por
oponerse a este adoctrinamiento, un caso entre muchos otros en los Estados
Unidos y Europa.
Pero, ¿hasta dónde podría llegar esta
pretendida imposición del homosexualismo político?
Si seguimos la pendiente resbaladiza y la
absurda lógica, este desquiciamiento del mundo moderno traído por la nefasta
agenda política e ideológica que se quiere imponer en todos los países debería
llegar al extremo de penalizar el hecho de preguntar a una mujer embarazada si
está esperando un hombrecito o una mujercita -o preguntárselo a la que ya dio a
luz- ya que estaríamos encasillando a este recién nacido ser humano en dos categorías,
cuando la ley dice que existen otras categorías como las L G B T, o la I.
Es más, tendría que prohibirse a las Clínicas
de Fertilización Asistida (lugar de manipulación y matanza de miles de
embriones) el dar a escoger a los futuros padres entre tener un varoncito o una
mujercita, ya que estarían cometiendo un delito de discriminación al no ofrecer
la posibilidad de tener una L, un G, un T, un B, o un I, que son tan
“naturales” como los H (hombres) o las M (mujeres).
Pero lo cierto es que sin importar cómo se
comporte un ser humano, cómo se vista, qué datos ponga en su cédula de
identidad, cuántas hormonas inyecte a su organismo o cuánto lo mutile, el ADN
de su cuerpo seguirá arrojando solo uno de dos sexos, aquél con el que nació:
varón o mujer. No existe el ADN de género ni de ninguna de las letras L G B T
I, ni de cuantas perversiones y subsiguientes letras quieran estas personas
añadir en el futuro. Y esa es la prueba más contundente de que existe algo
llamado Ley Natural, sin importar que tan tozudamente quieran negar su
existencia.
Esto, claro está, no cambia el hecho de que
los cristianos estamos en camino de ser el grupo religioso que mayor número de
persecuciones habrá de sufrir con motivo de su fe, ya que ciertamente a ningún
valiente homosexual se le ocurrirá jamás pedirle a un musulmán que haga algo
que vaya en contra de la Ley Islámica…
A como van las cosas, tal parece que la única
forma de odio considerada legítima será aquella que ataque al cristianismo.
Puestas así las cosas, si nos quedamos de brazos cruzados y permitimos esta
avalancha de odio e intolerancia hacia los principios que rigen la fe,
estaremos ad portas del fin de la libertad religiosa por la que tanto lucharon
nuestros antepasados, para entrar a un mundo de injusta discriminación contra
las instituciones cristianas y de dictadura totalitaria.
En cuanto a los conceptos de discriminación y
de justicia: el ser humano debe discriminar entre lo que es bueno y lo que es
malo, entre lo verdadero y lo falso. Es justo tratar igual a lo que es igual.
Es injusto tratar igual a lo que no es igual.
El matrimonio y la familia son instituciones
que fomentan el bien común de la sociedad y perpetúan la raza humana; por eso a
la familia se le ha llamado siempre la base de la sociedad. Las ventajas y la
protección que la ley ha proporcionado siempre a los matrimonios son inherentes
a su alta responsabilidad en el forjar los ciudadanos del mañana; en el
esfuerzo, sacrificio y dedicación que implica el educar, cuidar y proveer para
los hijos, quienes son el futuro de un país.
Que las uniones ex profeso estériles -debido
a que son biológica y anatómicamente incompatibles para tener descendencia al
ser contrarias a la naturaleza- reciban el mismo trato es de por sí injusto.
Que se pretenda decir que existe un “derecho
de adopción” es lo mismo que decir que existe el derecho a tener un ser humano.
Ese derecho no lo tiene ni un heterosexual
ni un homosexual. La confusión deriva de no comprender que un hijo es un don,
no un producto que puede ser adquirido. La adopción comporta el derecho del
niño a ser protegido, no el derecho de un adulto a obtenerlo.
Nada más falso entonces que la aseveración de
que a los heterosexuales no nos afecta la aprobación de la “unión civil”.
Nos afecta, y en la esfera más importante de
un ser humano: su conciencia.
Muchos saludos y bendiciones,
Nancy
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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