“El aborto es un "crimen horrendo", como lo
calificó el Concilio Vaticano II, porque consiste en quitar la vida a una
criatura inocente, que no ha cometido ningún delito."
CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA
« El nombre de Jesús ha restablecido a este hombre
» (cf. Hch 3,
16): en la precariedad de la existencia humana Jesús lleva a término el
sentido de la vida
33. En la
vida misma de Jesús, desde el principio al fin, se da esta singular «
dialéctica » entre la experiencia de la precariedad de la vida humana y la
afirmación de su valor. En efecto, la precariedad marca la vida de Jesús desde
su nacimiento. Ciertamente encuentraacogida en los justos, que se
unieron al « sí » decidido y gozoso de María (cf. Lc 1, 38).
Pero también siente, en seguida, el rechazo de un mundo que se
hace hostil y busca al niño « para matarle » (Mt 2, 13), o que
permanece indiferente y distraído ante el cumplimiento del misterio de esta
vida que entra en el mundo: « no tenían sitio en el alojamiento » (Lc 2,
7). Del contraste entre las amenazas y las inseguridades, por una parte, y la
fuerza del don de Dios, por otra, brilla con mayor intensidad la gloria que se
irradia desde la casa de Nazaret y del pesebre de Belén: esta vida que nace es
salvación para toda la humanidad (cf. Lc 2, 11).
Jesús asume plenamente las contradicciones y los
riesgos de la vida: « siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os
enriquecierais con su pobreza » (2 Cor 8, 9). La pobreza de la que
habla Pablo no es sólo despojarse de privilegios divinos, sino también
compartir las condiciones más humildes y precarias de la vida humana (cf. Flp 2,
6-7). Jesús vive esta pobreza durante toda su vida, hasta el momento culminante
de la cruz: « se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de
cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo
nombre » (Flp 2, 8-9). Es precisamenteen su muerte donde Jesús
revela toda la grandeza y el valor de la vida, ya que su entrega en la
cruz es fuente de vida nueva para todos los hombres (cf. Jn 12,
32). En este peregrinar en medio de las contradicciones y en la misma pérdida
de la vida, Jesús es guiado por la certeza de que está en las manos del Padre.
Por eso puede decirle en la cruz: « Padre, en tus manos pongo mi espíritu » (Lc 23,
46), esto es, mi vida. ¡Qué grande es el valor de la vida humana si el Hijo de
Dios la ha asumido y ha hecho de ella el lugar donde se realiza la salvación
para toda la humanidad!
Intención/motivación
del día
El mensaje de hoy es la continuación del que
enviamos ayer y son unas reflexiones sobre la ideología de género del Cardenal
Sarah que nos parece importante difundir.
Imponer
el género es un crimen contra la humanidad
“¿Los
pobres no tienen derechos? ¡Son ellos y su desarrollo humano lo que debería ser
el foco de la cooperación internacional! En contraste, la frase los “derechos
de los homosexuales son derechos humanos y los derechos humanos son derechos de
los homosexuales“, [Hillary Clinton], parece haberse
convertido en el leitmotiv del discurso actual de la gobernabilidad global y,
como consecuencia, se quiere cambiar la cultura de los pueblos a favor de la
libre elección de la “orientación sexual“. Peor
aún, en el mismo momento en que se utilizan los derechos humanos para imponer
este tipo de proyecto ideológico, el secretario de la ONU, de una manera
sorprendente, declara que “ninguna
costumbre o tradición, ninguna creencia cultural o religiosa puede justificar
el hecho de que un ser humano se le prive de sus derechos humanos“,
[Ban Ki-moon].
¿Con
qué derecho se sacrifican las culturas y la fe de los pobres en nombre de la
homosexualidad, en nombre de los ídolos de la decadencia moral de Occidente? Se
hace necesario, hoy, luchar con urgencia para conciliar el derecho con el
matrimonio y la familia, que es un bien común de la humanidad. El matrimonio y la familia son
anteriores al poder político, que éste tiene la obligación de respetarlos en su
estructura humana universal.
En
nombre de la ideología de género, reemplazan el matrimonio con las uniones
civiles; redefinen las parejas, el matrimonio, la familia y la descendencia,
para favorecer la homosexualidad y la transexualidad. Están perdiendo la humanidad, el sentido de la realidad
y la razón de las cosas, y contribuyen a la creación de una cultura suicida.
Es semánticamente incorrecto asignar a las parejas homosexuales la palabra
“matrimonio” y “familia", que implican siempre el respeto de la diferencia
sexual y la apertura a la procreación. La homosexualidad altera la vida
conyugal y familiar. No puede ser una referencia educativa para los niños; les
arruina profunda e irreversiblemente. Privar
a un niño de un padre y una madre es una violencia inaceptable.
(…) La homosexualidad, confrontándola con
la vida conyugal y familiar, no tiene sentido. Recomendarla en nombre de los
derechos del hombre es, cuando menos, nocivo. Imponerla es un crimen contra la
humanidad.
Es
inaceptable que los países occidentales y los organismos de las Naciones Unidas
impongan a los países no occidentales la homosexualidad y toda su desviación
moral, utilizando argumentos económicos para que revisen su legislación y que
condicionen su asistencia al desarrollo a la aplicación de normas absurdas, subversivas,
inhumanas y contrarias a la razón, al sentido de la realidad. ¡Promover la
diversidad de la “orientación sexual” por África, Asia,
Oceanía, América del Sur significa llevar al mundo a una deriva total de
decadencia antropológica y moral. Vamos hacia la destrucción de la humanidad!
Los
países occidentales se han acostumbrado a la inestabilidad de sus ideas y a la
construcción de ideologías alienantes y fugaces como el marxismo y el nazismo.
La exportación de sus ideologías a largo de la historia siempre ha causado un
gran daño a la humanidad. El pensamiento africano no puede dejarse colonizar de
nuevo. Después de la esclavitud y la colonización están tratando una vez más de
humillar y destruir a África mediante la imposición de género. Es fundamental que
los africanos no se priven de su sabiduría y de su perspectiva antropológica:
el matrimonio y la familia, basados exclusivamente en la relación entre un
hombre y una mujer. La filosofía africana proclama: el hombre no es nada sin la
mujer, la mujer no es nada sin el hombre, y ambos son nada sin un tercer
elemento que es un niño. Un niño es el regalo más grande y lo más precioso de
Dios. Es la expresión más sublime del amor y la generosa fecundidad del don
recíproco de los cónyuges.
Una
gran batalla ha comenzado con poderosos medios subversivos (…). El efecto corrosivo del género, dice
Marguerite A. Peeters, es tan eficaz en la consecución de sus objetivos que
podría dar origen a un sentimiento de impotencia; incluso se sucumbe a la
tentación de adoptar una actitud derrotista y a decir: en cualquier caso, la catástrofe está
asegurada, dejemos que las cosas vayan como van. Pero Peeters nos dice: nosotros
queremos participar en favor de la eterna vocación al amor del hombre y la
mujer, a la comunión y a su complementariedad, no nos debemos dar por vencidos.
(…)
El
discernimiento es decisivo. Comienza con el realismo. Veamos las cosas a la
distancia, pongamos la realidad actual en una perspectiva lo más amplia
posible. Por un lado, hay que ser capaz de abrir los ojos a las realidades
difíciles de nuestro tiempo y, por otro, mantengamos nuestros ojos fijos en el
misterio de Dios. En lugar de encerrarnos en actitudes superficiales de la
aceptación o el rechazo, despertemos y abrámonos a la luz trascendente de la gracia.
Hay que “volver
a la fuente, volver a la casa del Padre” y mantener la confianza en
la presencia efectiva de Dios en la historia, una presencia que pasa por
nuestra cooperación activa y el despertar de las conciencias (…)”. FIN,
16-02-15.
Fuente: Noticias
Globales
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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