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domingo, 2 de marzo de 2014

40d por la Vida 2014_01: 19

Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2014
Día 19 – 3/3/2014

Uruguay_María de las Nieves Freira , 

“La vida no pertenece al hombre. Le sobrepasa porque ha sido recibida de Dios. Es sagrada. Ningún hombre puede disponer de ella a su antojo”.

Pablo VI

Motivación del día

Ana y Martín eran un matrimonio que se amaba mucho y sufrían por no poder tener hijos. Finalmente decidieron recurrir a la fecundación in vitro (FIV). Al ser ambos médicos, tenían una cierta noción de que normalmente los embriones se descartan o se congelan y,  como no querían que su hijos corrieran esa suerte, pidieron que se les implantaran todos los que se fecundaran. (Como sabemos, eso no sucede así, ya que muchos embriones (considerados «no viables») no pasan la selección y son descartados; pero ellos no conocían en detalle la técnica, ni nadie se las explicó.) Se sometieron a tres ciclos de fecundación, pero en ninguno de ellos lograron un embarazo.  Tiempo después, al interiorizarse del procedimiento, ella me confesaba entre lágrimas: «Yo no lo sabía». «A veces pienso si no habré matado a mis hijos».

En el caso de Luis y Marina, sus esfuerzos se vieron coronados por el nacimiento de dos hermosos niños. Cuando alguien le habla de la ilegitimidad de la técnica, él los señala y dice: «Míralos. ¿Cómo es posible que algo que originó a estos angelitos pueda ser malo?»

Y es que todos nos alegramos con los niños que nacen, que son siempre bienvenidos y una gran alegría. (Vale aclararlo: todos los seres humanos tienen la misma dignidad en cuanto personas, independientemente de cómo fueron concebidos. Como nos recuerda Mons. Carrasco de Paula, «los niños y las niñas concebidos gracias a procedimientos de procreación médicamente asistida y que hoy día exceden el millón, son plenamente personas, y, como enseña la fe cristiana, existen porque Dios ha infundido en ellos una alma racional e inmortal. Estos niños han venido a nuestro mundo de una manera diferente a la que hubiera sido razonable, pero, a pesar de esto, o quizás debido a ello, son totalmente bienvenidos (como dice la instrucción Donum Vitae, «aunque no se pueda aprobar el modo de lograr la concepción humana en la FIVET, todo niño que llega al mundo deberá en todo caso ser acogido como un don viviente de la bondad divina y deberá ser educado con amor»), y desde el mismo momento de su concepción hasta su muerte natural, tienen pleno derecho a ser tratados como lo que son: personas llamadas a participar en Cristo de la vida Eterna de Dios.

Pero pocos se acuerdan de los que quedaron por el camino. Como Ana y Martín, muchas personas no saben que el procedimiento de fecundación in vitro conlleva la muerte de una cantidad enorme de embriones.  

Otras, como Luis y Marina, lo saben, pero piensan que es parte del precio que hay que pagar para que ellos puedan alcanzar su meta. O se justifican pensando: «también se dan abortos espontáneos en los embarazos naturales».  Pero, ¿son estos argumentos válidos?

Reflexión

Argumentos que intentan justificar la FIV
1.       Abortos espontáneos
Algunos razonan que «la naturaleza también produce abortos espontáneos»; por tanto, «qué importa si mueren algunos niños en el afán de conseguir un hijo». Solo estaríamos reproduciendo lo que sucede en el proceso natural de la generación.

Es cierto que se producen abortos espontáneos (aunque este 96 u 87 % de embriones que mueren en la fecundación in vitro —muchos inducidas por deficiencias de la misma técnica— es mucho más que el 30 a 50% de abortos espontáneos en embarazos normales).
Pero también la gente muere de muerte natural (el 100% de nosotros habremos de morir), y eso no sirve para justificar el matar a un ser humano o hacer algo que ponga en riesgo su vida.

La producción técnica que tiene efectos negativos no queda éticamente justificada por el hecho de que tales efectos puedan producirse también por fallos o catástrofes naturales. Donde empieza la manipulación técnica por parte del hombre aparece la responsabilidad ética del técnico.
2.       Fin bueno
Otros dicen: «es para lograr un fin bueno (la maternidad y paternidad)».  Sí, el fin es bueno, pero el fin no justifica los medios.
3.       ¿Principio del doble efecto?
Y finalmente otros tantos dicen: «pero esas muertes no son queridas ni provocadas (sabemos que esto no es así: hay un descarte voluntario de embriones considerados de «baja calidad», como si fuera posible etiquetar así a los seres humanos); no son más que “un efecto secundario no querido” de la técnica».  Están aludiendo al principio del doble efecto (o del voluntario indirecto), en el que de una acción se siguen conjuntamente un efecto positivo y uno negativo. Para que la acción sea éticamente admisible y se aplique este principio se requiere: recta intención, que la acción en sí misma no sea mala, que el efecto malo no sea el medio empleado para lograr el bueno, y la existencia de una causa proporcionada.

Veamos un ejemplo que nos propone la Dra. Grimaldi:

El principio del doble efecto se aplica, por ejemplo, en el caso de una  intervención quirúrgica para salvar la vida de una madre que cursa un embarazo ectópico (cuando el bebé anida y crece dentro de la trompa de Falopio, que no está preparada para esto). Si no se hace algo, la trompa estallará provocando la muerte del bebé y de su madre. Es, por tanto,  necesario e inevitable seccionar la trompa, para salvar la vida de la madre. (Se debería monitorizar el embarazo hasta el estallido de la trompa, en un clima de «expectación armada», a fin de no intervenir directamente sobre la vida en acto del hijo, y esto sería también de gran ayuda para su madre en la elaboración del luto.) El bebé inevitablemente muere, pero no se realiza un aborto directo, ni se desea que el bebé muera. En cualquier caso, el acto médico está dirigido a salvar la vida de la madre, y la muerte del niño resulta un «efecto no deseado» ni buscado, del cual ni el médico ni la madre son responsables. En este ejemplo, el acto médico es estrictamente una respuesta a un evento natural (el embarazo tubárico) y el obrar humano es en pro de un bien principalmente elegible (salvar a la madre), no por un mal menor (la muerte del hijo).  

Pero el principio del doble efecto no se aplica en el caso de la FIV. Estamos ante un razonamiento falaz.  La FIV es una situación completamente distinta. El «hacer un tubo de ensayo» no es algo inevitable ni terapéutico; no estamos frente al riesgo de una vida ya amenazada de muerte, sino de la satisfacción del deseo de paternidad y maternidad. Dejando de lado la calificación ética de la FIV y aun cuando la finalidad sea buena (el legítimo deseo de paternidad), falta la causa proporcionada grave. Este deseo se vuelve éticamente irracional cuando asume los peligros para la vida de un tercero producido por la propia FIV. No se trata de una intervención que tenga como efecto no querido la muerte de los embriones, sino que esa intervención es la acción humana consciente y responsable que produce muertes ciertas.  Por tanto, los abortos producidos por la FIV (95%) no son de «doble efecto», sino que son «voluntarios en causa» (lo sé, puedo no actuar,actúo de todas maneras).

La defensa de la vida humana no puede ser absorbida por la lógica del mal menor, nunca.

Oración del día

Oremos por los matrimonios que no pueden tener hijos para que puedan ver en la adopción para que puedan abrir su corazón a la adopción.

ORACIÓN POR LA VIDA

Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén

Juan Pablo II

Encíclica: Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana

ORACIÓN ECUMÉNICA

OH Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Padre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén


Enlaces de interés:

Oraciones en otros idiomas (inglés, italiano, finlandés)


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