Evangelio según San Lucas 15, 1-10
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Porque de dónde esté mi tesoro dependerá lo que se encuentre en mi
corazón. Y es que nada que no esté adherido a mi corazón no será
apetecido por mis deseos más primarios y básicos. La vida es algo que
todo ser ama, y la ama hasta el punto de esforzarse por conservarla por
encima de todo.
Y es lo más grande que nuestro Padre Dios nos regala, y nos la regala para siempre, para después de nuestro recorrido por el mundo terrenal ganarnos el cielo con su Gracia y por su Misericordia.
Nadie puede atentar sobre este hermoso don que nuestro Padre nos regala. Es la vida el camino para llegar a Él y merece todo el respeto para ser conservada y protegida. Y es en la familia donde esta vida nace y se genera. La familia don de vida donde nace Jesús y donde se forja su misión.
Y es lo más grande que nuestro Padre Dios nos regala, y nos la regala para siempre, para después de nuestro recorrido por el mundo terrenal ganarnos el cielo con su Gracia y por su Misericordia.
Nadie puede atentar sobre este hermoso don que nuestro Padre nos regala. Es la vida el camino para llegar a Él y merece todo el respeto para ser conservada y protegida. Y es en la familia donde esta vida nace y se genera. La familia don de vida donde nace Jesús y donde se forja su misión.
Y cuando esa vida está en peligro nos sentimos necesitados e indefensos,
y abogamos por alguien que nos ayude y nos salve. Es entonces cuando
experimentamos la necesidad de ser curados y salvados. Y es entonces
cuando descubrimos a ese Padre Dios que abandona a los demás, seguros y
protegidos, para ir en busca del que está enfermo, perdido y en peligro.
Todos esos niños, perdidos en el seno de sus madres tentadas al aborto, son buscados por el Buen Pastor. Roguemos y pidamos al Espíritu Santo que muevas a esas madres a que reconsideren su actitud y dejen que la vida siga su curso.
Todos esos niños, perdidos en el seno de sus madres tentadas al aborto, son buscados por el Buen Pastor. Roguemos y pidamos al Espíritu Santo que muevas a esas madres a que reconsideren su actitud y dejen que la vida siga su curso.
Por eso, Padre, hoy, te pedimos que nos salve y nos protejas del peligro
de perdernos y confundirnos y caer en las garras de este mundo que nos
confunde, que nos agita y nos tienta para llevarnos al precipicio y
perdernos. No permitas que nos desorientemos y perdamos todo rastro de
Ti, y alúmbranos el camino de encontrarnos con tu Misericordia. Amén.
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