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jueves, 29 de enero de 2009

Día 12



Día 12

Martes, 24 de Febrero de 2009


“Estamos combatiendo el aborto a través de la adopción”
BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA

Reflexión

Jesús no fue condenado por el poder de la gente malvada. Él fue condenado por el silencio de la gente buena. El silencio siempre ayuda al opresor, nunca a la víctima.

Intención del día

Oremos para que nosotros nunca guardemos silencio contra el aborto, sino que hablemos efectivamente para salvar a los niños de la muerte.

Motivación del día
El padre pródigo
Todos conocemos y admiramos la bellísima parábola del Hijo Pródigo. El muchacho atolondrado que reclamó su herencia para ir a dilapidarla en lejanas tierras. Pronto se le acabó la vida buena y pasó la pena negra en la más espantosa miseria material y moral. Se acordó entonces del hogar que había abandonado, del padre bueno que lloraba su ausencia y que esperaba ansiosamente su regreso, y quien, apenas vislumbró en la distancia la figura desarrapado del hijo, sale corriendo a su encuentro y lo recibe con los brazos abiertos, para estrecharlo contra su corazón y devolverle su noble condición de heredero de su linaje.
Como todas las páginas del Evangelio, esta parábola tiene vigencia eterna. Hoy también hay hijos pródigos que dilapidan sus energías y enlodan su dignidad en los pantanos del vicio y la corrupción. Pero creemos sinceramente que es mucho mayor el número de los padres pródigos, los padres irresponsables, los padres desnaturalizados, los padres que ensucian y envilecen el sentido noble y trascendental de la palabra.
Si Cristo volviera a la tierra, contaría tal vez una versión cambiada y distinta de su parábola, con los términos totalmente invertidos. En vez del hijo pródigo, la alegoría se llamaría el Padre Pródigo.
Sería la historia del hombre relajado que no se une a la mujer en sagrado matrimonio, en comunión sublime de amor, sino que se junta, como macho y hembra, en vulgar relación sexual, que produce, como accidente infortunado e indeseable, el nacimiento de un hijo.
Es el hombre, que después de envilecer a la mujer, usándola como simple instrumento de placer, la abandona cobardemente a su triste suerte, cargando su pesada cruz con el fruto de una pasión pasajera. O si no la abandona del todo, permanece a su lado en forma meramente nominal, sin darle el apoyo material y moral que necesita para el sostenimiento y la educación de los hijos.
El Padre Pródigo es también el hombre que dilapida sus energías en la calle y no tiene tiempo para su esposa y sus hijos, y si vive en la misma casa, es sólo el huésped principal de una pensión, porque no puede llamarse hogar la familia cuyos miembros no se identifican en íntima comunión de sentimientos e ideales.
Es el hombre que dilapida la herencia de sus hijos, sus ganancias o su salario, en vicios y francachelas, con amigotes y meretricos, en queridas y sucursales, al mismo tiempo que regatea el centavo que anhela la esposa para las necesidades más apremiantes de la vida.
El Padre Pródigo no es Padre porque está muy lejos de participar dignamente en la obra creadora de Dios, en la misión sublime de forjar almas y modelar corazones, dando a la sociedad ciudadanos útiles a la Patria.
Como muy bien lo expresó nuestro Prelado Metropolitano en su reciente exhortación Pastoral: "Es muy fácil que los padres tengan hijos, pero es muy difícil que los hijos tengan padres".
Nuestros hijos no fueron consultados cuando les dimos la vida, pero aun antes de nacer, tienen ya el derecho de que seamos para ellos Padres en todo el sentido de la palabra, porque ellos no tienen el mérito ni la culpa de ser hijos legítimos, ilegítimos o naturales.
"Si no queremos una Patria que vaya cada vez más por derroteros de dolor y de lágrimas," dejemos de ser Padres Pródigos. Abandonemos pronto la piara de cerdos de los vicios y volvamos nuestro pensamiento a los hijos, extendiendo los brazos para estrecharlos contra nuestro corazón, para darles amor, para darles calor, para darles vida y felicidad. Y entonces habrá fiesta en el cielo. Y habrá también fiesta en la tierra.
SIMÁN
LA PRENSA GRÁFICA


ORACIÓN ECUMÉNICA

OH Señor,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Padre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre. Amén

ORACIÓN POR LA VIDA

OH María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria
de Dios Creador y amante de la vida. Amén

Juan Pablo II

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