“Reza como si todo dependiera de
Dios, trabaja como si todo dependiera de ti”
SAN AGUSTÍN
Lectura
para meditar (tomado del Evangelium Vitae)
« ¿Qué has hecho? » (Gn 4, 10): eclipse del valor
de la vida
15.
Amenazas no menos graves afectan también a los enfermos
incurables y a los terminales, en un contexto social y
cultural que, haciendo más difícil afrontar y soportar el sufrimiento, agudiza
la tentación de resolver el problema del sufrimiento eliminándolo en su
raíz, anticipando la muerte al momento considerado como más oportuno.
En una
decisión así confluyen con frecuencia elementos diversos, lamentablemente
convergentes en este terrible final. Puede ser decisivo, en el enfermo, el
sentimiento de angustia, exasperación, e incluso desesperación, provocado por
una experiencia de dolor intenso y prolongado. Esto supone una dura prueba para
el equilibrio a veces ya inestable de la vida familiar y personal, de modo que,
por una parte, el enfermo —no obstante la ayuda cada vez más eficaz de la
asistencia médica y social—, corre el riesgo de sentirse abatido por la propia
fragilidad; por otra, en las personas vinculadas afectivamente con el enfermo,
puede surgir un sentimiento de comprensible aunque equivocada piedad. Todo esto
se ve agravado por un ambiente cultural que no ve en el sufrimiento ningún
significado o valor, es más, lo considera el mal por excelencia, que debe
eliminar a toda costa. Esto acontece especialmente cuando no se tiene una
visión religiosa que ayude a comprender positivamente el misterio del dolor.
Además,
en el conjunto del horizonte cultural no deja de influir también una especie de
actitud prometeica del hombre que, de este modo, se cree señor de la vida y de
la muerte porque decide sobre ellas, cuando en realidad es derrotado y
aplastado por una muerte cerrada irremediablemente a toda perspectiva de
sentido y esperanza. Encontramos una trágica expresión de todo esto en la
difusión de la eutanasia, encubierta y subrepticia, practicada
abiertamente o incluso legalizada. Esta, más que por una presunta piedad ante
el dolor del paciente, es justificada a veces por razones utilitarias, de cara
a evitar gastos innecesarios demasiado costosos para la sociedad. Se propone
así la eliminación de los recién nacidos malformados, de los minusválidos
graves, de los impedidos, de los ancianos, sobre todo si no son
autosuficientes, y de los enfermos terminales. No nos es lícito callar ante
otras formas más engañosas, pero no menos graves o reales, de eutanasia. Estas
podrían producirse cuando, por ejemplo, para aumentar la disponibilidad de
órganos para trasplante, se procede a la extracción de los órganos sin respetar
los criterios objetivos y adecuados que certifican la muerte del donante.
Intención/motivación
del día
En esta ocasión quiero compartir
el testimonio de una familia valiente que dijo si a la vida, incluso
contracorriente.
Después de tres hijos, recibieron
la noticia de un nuevo bebé. Todo fue alegría, los papás felices, los hermanos
contentos, incluso cambiaron de coche para recibir a la nueva integrante de su
familia.
Todo iba normal con el embarazo,
cuando en una de las revisiones detectaron un posible problema con la bebé. Se
hicieron estudios y se confirmó que, tenía varios problemas que no hacían
viable su vida. La recomendación fue un aborto terapéutico. En Holanda, país en
el que habita esta familia, es normal que las mujeres practiquen aborto
terapéutico, así que lo extraño fue cuando los papás dijeron que no, que
seguirían con su bebé hasta el final. Fue un proceso doloroso, pero lleno de
bendiciones. En un país en el que el aborto y la eutanasia son legales y ampliamente
promovidos, encontrar el testimonio de una familia que defienda la vida de su
bebé fue de mucho impacto.
La pequeña Tonantzin (de origen
náhuatl, es como San Juan Diego se dirigía a la Virgen de Guadalupe) luchó por
su vida junto con su familia. Sin embargo, en el séptimo mes de embarazo, su
corazón dejó de funcionar y falleció. Su vida fue corta, pero tuvo sentido.
Dios así la pensó y sus planes son perfectos. El proceso ha sido difícil para
estos papás que ansiaban tener a su hija en sus brazos, pero los ha fortalecido
en fe y amor a Dios y la vida.
Hoy pido por todas esas madres y
padres valientes que dicen si a la vida, aún contracorriente. Que no se dejen
convencer en esos momentos tan vulnerables, pues no faltan comentarios que
dicen que no tiene sentido seguir con un embarazo que dará como resultado un
bebé enfermo o que no vivirá mucho tiempo, y salgan fortalecidos de una
experiencia que resulta dolorosa pero también derrama muchas bendiciones en
esas familias.
Pido por esas mamás que se quedan
con los brazos “vacíos” pues no tienen un bebé que abrazar, amamantar y amar.
Pido también por esas mamás que tienen oportunidad de hacerlo pero ellas mismas
se la niegan al pensar que el aborto es la solución.
Anexo unas fotos, para que seamos
cada vez más conscientes de que los bebés tienen rostro desde el seno materno,
son alguien y no algo.
La
pequeña Tonantzin, fallecida a los 7 meses de gestación
La
familia completa con el cuerpito de Tonantzin
Agradezco a la
familia Doe Flores por permitirme compartir su testimonio. También agradezco,
en nombre de ellos, a todos los que hagan una oración por esta familia
valiente.
ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María, aurora del
mundo nuevo,
a Ti confiamos la
causa de la vida:
mira Madre el número
inmenso de niños
a quienes se impide
nacer,
de pobres a quienes
se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres
víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen
en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a
los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la
vida.
Alcánzales la gracia
de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto
con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la
verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el Valor y el
Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti
confiamos la causa de la vida:
mira, Padre el número
inmenso de niños
a quienes se impide
nacer,
de pobres a quienes
se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres
víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen
en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de
nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia
de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto
con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la
verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de tu Nombre.
Amén
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