"Muchos se manifiestan
preocupadísimos por los niños de la India o por los de África, donde tantos
mueren, sea por desnutrición, hambre o lo que fuera. Pero hay millones
deliberadamente eliminados por el aborto."
Santa Teresa de Calcuta
Perú_Jorge Cordero – jcorderov@gmail.com
LA SANGRE DE TU HERMANO CLAMA A MÍ DESDE EL SUELO
ACTUALES
AMENAZAS A LA VIDA HUMANA
«Caín se lanzó contra su
hermano Abel y lo mató» (Gn 4, 8):
raíz de la violencia contra la vida
raíz de la violencia contra la vida
8. Caín se « irritó en gran manera » y su rostro se « abatió »
porque el Señor « miró propicio a Abel y su oblación » (Gn 4, 4). El texto bíblico no dice el
motivo por el que Dios prefirió el sacrificio de Abel al de Caín; sin embargo,
indica con claridad que, aun prefiriendo la oblación de Abel, no interrumpió su diálogo con Caín. Le reprenderecordándole su
libertad frente al mal: el
hombre no está predestinado al mal. Ciertamente, igual que Adán, es tentado por
el poder maléfico del pecado que, como bestia feroz, está acechando a la puerta
de su corazón, esperando lanzarse sobre la presa. Pero Caín es libre frente al
pecado. Lo puede y lo debe dominar: « Como fiera que te codicia, y a quien
tienes que dominar » (Gn 4,
7).
Los celos y la ira prevalecen sobre la advertencia del
Señor, y así Caín se lanza contra su hermano y lo mata. Como leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, « la Escritura, en el relato de la
muerte de Abel a manos de su hermano Caín, revela, desde los comienzos de la
historia humana, la presencia en el hombre de la ira y la codicia, consecuencia
del pecado original. El hombre se convirtió en el enemigo de sus semejantes ». 10
El hermano mata a su hermano. Como en el primer
fratricidio, en cada homicidio se viola el parentesco « espiritual » que agrupa
a los hombres en una única gran familia 11 donde todos participan del mismo bien
fundamental: la idéntica dignidad personal. Además, no pocas veces se viola
también el parentesco « de
carne y sangre », por
ejemplo, cuando las amenazas a la vida se producen en la relación entre padres
e hijos, como sucede con el aborto o cuando, en un contexto familiar o de
parentesco más amplio, se favorece o se procura la eutanasia.
En la raíz de cada violencia
contra el prójimo se cede a la
lógica del maligno, es decir,
de aquél que « era homicida desde el principio » (Jn 8, 44), como nos recuerda el
apóstol Juan: « Pues este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que
nos amemos unos a otros. No como Caín, que, siendo del maligno, mató a su
hermano » (1 Jn 3, 11-12).
Así, esta muerte del hermano al comienzo de la historia es el triste testimonio
de cómo el mal avanza con rapidez impresionante: a la rebelión del hombre
contra Dios en el paraíso terrenal se añade la lucha mortal del hombre contra
el hombre.
Después del
delito, Dios interviene para vengar al asesinado. Caín, frente a Dios, que le pregunta
sobre el paradero de Abel, lejos de sentirse avergonzado y excusarse, elude la
pregunta con arrogancia: « No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? » (Gn 4,
9). «No sé ». Con la mentira Caín trata de ocultar su delito. Así ha
sucedido con frecuencia y sigue sucediendo cuando las ideologías más diversas
sirven para justificar y encubrir los atentados más atroces contra la persona.
« ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? »: Caín
no quiere pensar en su hermano y rechaza asumir aquella responsabilidad que
cada hombre tiene en relación con los demás. Esto hace pensar espontáneamente
en las tendencias actuales de ausencia de responsabilidad del hombre hacia sus
semejantes, cuyos síntomas son, entre otros, la falta de solidaridad con los
miembros más débiles de la sociedad —es decir, ancianos, enfermos, inmigrantes
y niños— y la indiferencia que con frecuencia se observa en la relación entre
los pueblos, incluso cuando están en juego valores fundamentales como la
supervivencia, la libertad y la paz.
Intención/motivación
del día
Apreciados hermanos, les comparto
esta catequesis del Papa Francisco:
Una sociedad que descarta a sus mayores carece de dignidad, dijo el
Papa
“Queridos hermanos y hermanas:
Siguiendo la serie de catequesis sobre la familia, hoy quisiera
hablarles de los hijos como don de Dios para los padres y la sociedad.
Un hijo es amado por ser hijo: no porque sea bello, sano, bueno; no
porque piense igual que yo, o encarne mis deseos. Todos hemos sido hijos. Ser
hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes
de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso
antes de venir al mundo.
Es una experiencia fundamental para conocer el amor de Dios, fuente
última de este auténtico milagro. Además, este amor nos da fuerza para afrontar
la vida sin miedo, construir un mundo nuevo, ser mejores cada día sin
arrogancia y sin presunción.
El cuarto mandamiento que nos pide “honrar al padre y a la madre” está
a la base de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Una sociedad que
descarta a sus mayores es una sociedad sin dignidad, pierde sus raíces y se
marchita; una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema,
que los considera un peso, no tiene futuro.
La concepción de los hijos debe ser responsable, pero el simple hecho
de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable.
La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose. Los hijos
crecen compartiendo alegrías y sacrificios. En el sucederse de las generaciones
se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en especial a los fieles de
Mallorca, acompañados de su Obispo, Mons. Javier Salinas Viñals, así como a los
grupos provenientes de España, Colombia, Argentina, México y otros países
latinoamericanos.
Que la Inmaculada Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes, nos conceda
a todos sus hijos consuelo y fortaleza para crecer en el amor y caminar juntos
hasta la meta del cielo. Muchas gracias”.
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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