Cuarenta días por la Vida
25 de Setiembre al 3 de Noviembre 2013
Día 17 – 11/10/2013
Bolivia_Padre Miguel Manzanera
“El aborto es el acto más
diabólico que puede cometer el hombre”.
BEATA MADRE TERESA DE CALCUTA
Reflexión
Cuando irresponsablemente se
genera una vida humana, no se la valora como el don que es ni se medita en las
consecuencias que deviene por el desprecio a ella..
Oración del día
Oramos para que los niños en el
vientre de sus madres sean protegidos, para que puedan nacer y ser bienvenidos
a la comunidad Cristiana por medio del Bautismo.
Motivación del día
Aborto:
crimen diabólico
Tal como el
gran Papa Juan Pablo II denunció, el mayor desafío que enfrenta la humanidad es
el drama del aborto. Alrededor de 40 a 50 millones anuales de niños por nacer
son sacrificados cruelmente en el aborto, el mayor genocidio en la historia de
la humanidad.
Si bien en
tiempos pasados no se conocía exactamente la identidad biológica de este ser
humano al que se le quita la vida, hoy en día la ciencia con los avances
biológicos y biogenéticos, corroborados por técnicas fotográficas y
ecográficas, han disipado cualquier duda sobre la naturaleza humana de ese ser
viviente.
Solamente por
ignorancia o por mala fe se puede afirmar que el embrión no es todavía un ser
humano que ha iniciado su desarrollo, impulsado por su propio dinamismo
endógeno, correlato visible del alma invisible. Por ello la Iglesia Católica
declara que ya desde la concepción existe un ser humano creado por Dios a su
imagen y semejanza.
Las mujeres que
abortan, no raras veces se encuentran en situaciones angustiosas y piensan
equivocadamente que así solucionarán el problema de un embarazo no previsto o
no querido. Esta situación puede mermar su capacidad de decisión y, por lo
tanto su culpabilidad.
Sin embargo los
aborteros actúan de manera fría y cruel. Motivados por dinero, siegan la vida
de seres humanos en gestación, totalmente inocentes e indefensos. Otras
personas promueven campañas para la realización impune e incluso legal de estos
actos aberrantes.
Por ello el
aborto y el infanticidio, realizados con alevosía y premeditación, constituyen
un crimen abominable (Concilio Vaticano II, GS 51), achacable a la perversión
diabólica que confunde mentes y atrofia conciencias.
Un referente
bíblico de este horrendo crimen era el sacrificio de niños que eran pasados por
el fuego según un rito cananeo en honor del dios Molek y que se practicaba en
un quemadero no lejos del templo de Jerusalén. Tal horrible práctica fue
condenada en la Ley de Dios con el exterminio de sus autores (Lv 20, 1-5).
Ya desde su
inicio la Iglesia Católica ha considerado la defensa de los niños en gestación
como una de sus tareas prioritarias, tal vez la más importante, ya que la vida
es el primero y más fundamental de todos los derechos del ser humano, imagen y
semejanza de Dios, con el que Jesús se identifica. “Lo que hagan a uno de estos
hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mt 25, 40).
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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