Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2013
Día 26 – 10/3/2013
“El aborto no es una cuestión
meramente de creencias sino que se trata de un derramamiento de sangre; no es
simplemente sobre puntos de vista sino sobre víctimas”.
PADRE FRANK PAVONE
Reflexión
Cristo es transformado en el
Monte, los discípulos ven su Gloria.
Oración del día
Oremos para que los ojos de todo
el mundo, sean transformados, y que puedan ver en cada vida humana el reflejo
de la Gloria del mismo Dios.
Motivación del día
Estimados amigos,
Siento la obligación moral de presentar esta
aclaración sobre un tema que a algunas personas podrá parecerles intrascendente
o de poca importancia, pero que en la práctica reviste una extrema gravedad, ya
que de su correcto entendimiento depende no solo la salvación de una gran
cantidad de vidas inocentes, vidas de pequeños bebes no nacidos, sino también
de las almas de tantas madres que están por dar un paso que habrá de
destruirles la vida, hundiéndolas en un abismo de sufrimiento espiritual y
emocional.
Tan sólo hará un par de días atrás, oí decir al
padre Víctor Salomón, en uno de los tantos programas de Defendiendo la Vida que
transmite el canal EWTN, lo que es una constante en el movimiento pro-vida:
todos los días, sin excepción, en la organización Sacerdotes por la Vida se
reciben una gran cantidad de testimonios de personas que cambiaron su decisión
de abortar a sus hijos gracias a que vieron las imágenes de bebes
abortados. Les escriben agradecidos por
haberles abierto los ojos a tiempo antes de haber cometido el peor error de sus
vidas.
Es decir, estamos hablando de muchísimas vidas
humanas salvadas de los tormentos y las muertes más crueles y despiadadas,
ejecutadas sobre las víctimas más inocentes e indefensas que existen. Sin
embargo y extrañamente, un informativo
que se dedica a defender la vida viene publicando un artículo de una señora
llamada Simcha Fisher, quien expone ocho razones para no usar imágenes de bebes
abortados en la Marcha por la Vida.
La propia señora Fisher reconoce que de no haber
visto esas imágenes de bebes abortados, no se habría dado cuenta de que el
aborto en verdad implica la vida o muerte de un bebe, lo que hizo que pasara de
solo dar un vago apoyo a la causa pro-vida, a uno en verdad comprometido. Incomprensiblemente, parece no importarle que
otras personas también se den cuenta y se comprometan con la causa de defensa
de la vida.
La enorme cantidad de organizaciones pro-vida que
han aniquilado hasta el último de los argumentos de la señora Fisher son
incontables. Pero como es éticamente
justo e importante que las personas que han leído y puedan haber sido
influenciadas por los argumentos de esta señora lean también los argumentos del
otro lado, paso a traducirles uno de ellos.
Esto dará una amplia visión del tema que permitirá a quienes lo lean
tomar una decisión informada, que es requisito indispensable para toda decisión
libre.
La siguiente es la respuesta del Director del
Centro para la Reforma Bio-Ética, el señor Gregg Cunningham**:
Enero 16, 2013. Respuesta a la Exigencia de Simcha
Fisher de que el Movimiento Pro-Vida Encubra el Horror del Aborto:
En un ensayo del Registro Católico Nacional
intitulado “Ocho Razones para no usar Imágenes Gráficas del Aborto en la Marcha
por la Vida”, Simsha Fisher propone sin el menor reparo una solución -destinada
a una auto-derrota- a una letanía de problemas que existen, en gran medida,
solo en su fértil imaginación. Ella dice
que “los americanos son trágicamente ignorantes sobre lo que realmente es el
aborto…”, pero enseguida se lanza a la incomprensible conclusión de que nunca
deberían ser mostradas en público las fotos de bebes abortados, sino solamente
en privado y “como un último recurso”.
Señora Fisher, luego de cuarenta años de fallidos esfuerzos para lograr
que el aborto sea declarado ilegal y un conteo de cadáveres que supera los
cincuenta millones de bebes muertos, este
ES el último recurso!
Si Martin Luther King, para conseguir reformas
sociales, hubiese abrazado la constreñida
estrategia de la señora Fisher, mostrando las fotos de linchamientos
únicamente en privado y “como un último recurso”, las personas de raza negra
todavía estarían bebiendo chorros de agua segregados. Al contrario, el doctor King encargó se
tomaran fotos que enferman, y luego hizo lobbies agresivamente para lograr la
masiva publicación y difusión de estas fotos.
El noble fruto de este trabajo de
enfrentamiento fue la promulgación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la
Ley de Derecho al Voto de 1965.
La señora Fisher dice que ella censura las
demostraciones públicas con fotos de bebes abortados porque -por ejemplo- hay
niños que van a la Marcha por la Vida.
Es cierto que decenas de miles de niños de primaria y secundaria de los
colegios de la costa este son metidos en buses para ir a la Marcha por la
Vida. Muchos son genuinamente devotos y
auténticamente pro-vida, pero otros son solo nominalmente católicos, si es que
son siquiera católicos. Algunos ya son sexualmente activos, o pronto lo serán. Algunas están embarazadas, o pronto lo
estarán. Más de una abortará. Sin
embargo, algunos cambiarían de idea si se les mostrara el indescriptible horror
del aborto. Según Guttmacher, el 20% de
los abortos se realizan a evangélicos. Los
católicos tienen 29% más probabilidades de abortar que los
evangélicos. Muchos de los estudiantes
que van a la Marcha son solo vagamente pro-vida, si son en algo pro-vida, y un
número sustancial tan solo busca un despreocupado viaje de carretera que les
libre de la servidumbre del colegio.
Fallar en darles una significativa enseñanza durante esta brevísima
oportunidad de educarlos sería –literalmente- una irresponsabilidad a nivel de
vida o muerte.
Muchos de estos chicos saben muy poco - y menos aun van a aprender- sobre la humanidad de un bebe o la inhumanidad
del aborto escuchando discursos políticos que producen bostezos, y que se han
convertido en una tediosa fase de la Marcha por la Vida. Las fotos de bebes abortados salvan vidas
porque enseñan hechos importantes y complejos que solo pueden ser transmitidos
visualmente. Una imagen chocante será
recordada más vívidamente y por mucho mayor tiempo que un discurso, por más
inspirado que este sea. ¿Qué palabras
son adecuadas para describir el horror del aborto? ¿Cuántos maestros en las escuelas católicas
están dispuestos a enseñarles la verdad a estos chicos en su clase? Si no les enseñamos aquí y ahora, puede que
no aprendan la terrible verdad hasta que sea demasiado tarde –o que nunca
lleguen a aprenderla.
La prensa ha reportado trágicas historias que
describen a niños tan pequeños como de nueve años siendo víctimas del
aborto. Cada día en nuestras escuelas
públicas alguna niña embarazada de trece años es sacada fuera de clase por una
enfermera escolar quien, a espaldas de los padres de este niña, arreglará una
audiencia judicial secreta presidida por un juez favorable al aborto, quien
autorizará a Paternidad Planificada para realizar un aborto que termine con un
embarazo del que los padres de la niña nunca sabrán que existió. Algunas de estas niñas tendrían el coraje
moral para oponerse a esta escandalosa explotación si comprendieran la magnitud
de la maldad que el aborto representa.
Niños que son lo bastante mayores para ser amenazados por el aborto
ciertamente son lo bastante mayores para beneficiarse de la protección que les
brinda el ver estas fotos de bebes abortados. Debemos reunir el coraje moral
para concederles esa protección.
Los padres que no quieren que sus hijos vean el
horror del aborto simplemente no deberían llevarlos a la Marcha, así como los
padres responsables controlan el acceso de sus hijos a cierto contenido en la
televisión. Hacer arreglos para que
alguien cuide a sus hijos es un precio bajo a pagar para salvar la vida del
hijo no nacido de otros padres. Las
películas con alto contenido de violencia que menciona la señora Fisher
glorifican la violencia gratuita.
Nuestras imágenes de bebes abortados estigmatizan la violencia del
aborto. Esta es una enorme y vital
diferencia. Tenemos innumerables testimonios de mujeres que argumentan que nada
menos convincente que las fotos de bebes abortados habría salvado la vida de
sus hijos.
La señora Fisher dice que deberíamos ocultar el
horror del aborto porque hay mujeres que han abortado y van a la Macha. La CDC reporta que casi la mitad de todos los
abortos se llevan a cabo en mujeres que ya antes habían abortado. Por lo tanto, las mujeres que ya antes han
abortado están entre las mujeres en más riesgo de volver a abortar. Consecuentemente, ellas son las mujeres que
más necesitan ver la terrible realidad, para que no vuelvan a matar
nuevamente. Muchas de estas mujeres (y
hombres) nos han dicho que ahora se dan cuenta que el haber visualizado lo que
hicieron les impidió seguir intentando el racionalizarlo. Recién entonces fueron capaces de
arrepentirse y confesarse, para ser perdonados y sanados.
El tema de las relaciones públicas también le
preocupa a la señora Fisher. Ella desea
ser admirada y falsamente acusa a nuestro movimiento de comportarse de una
forma no admirable. He participado en la
Marcha por la Vida durante décadas, y jamás he visto a alguien mostrar imágenes
de bebes abortados mientras gritan, condenan y aterrorizan, según ella
insinúa. La conducta personal de los
activistas que usan las imágenes de bebes abortados ha sido siempre
irreprochable. No tengo la más mínima
idea de qué habla la señora Fisher, y me sospecho que ella tampoco la tiene.
También afirma ella la extraña ficción de que las
imágenes de bebes abortados “a veces empujan a las mujeres a abortar”. La señora Fisher ilógicamente describe como
“indecisa” a una mujer embarazada que ya ha sacado una cita para abortar mucho
tiempo antes de ver nuestras imágenes de bebes abortados en la vereda, y que
obviamente ha decidido mantener esta cita si ha llegado hasta la clínica.
Esta mujer no estaría en la puerta de la clínica si es que no hubiese
decidido abortar. La pregunta ahora es tan solo si ella está lo suficientemente
dudosa como para poder disuadirla de su decisión. Una mujer que es capaz de mirar la imagen de
un bebe abortado y aún así someter a su hijo al horror del aborto, es altamente
improbable que pueda ser convencida por las solas palabras de algún consejero
en la calle. Esto es pura fantasía.
Desde luego las imágenes no son una panacea.
Algunas mujeres endurecen de tal forma su corazón que ninguna influencia puede revertir su
decisión de abortar. Pero atribuir su
decisión de abortar al hecho de haber visto imágenes de bebes abortados es una
afirmación para la que no existe ni la más mínima pizca de evidencia
creíble. Jamás he escuchado a alguien
decir: “Yo nunca acepté el aborto hasta que vi una imagen de un bebe
abortado”. En cambio he escuchado a
incontables personas decir: “Yo acepté el aborto hasta que vi una imagen de un
bebe abortado”. El movimiento pro-vida
está tristemente ignorando las lecciones que debiéramos aprender de los
múltiples estudios que repetidamente han demostrado que un medio efectivo para
reducir el consumo de cigarrillos son las imágenes que revuelven el estómago y
dan pesadillas. Del mismo modo y por experiencia sabemos que las fotos de bebes
abortados reducen los abortos.
Adicionalmente, la señora Fisher está preocupada de
que “la desensibilización es un peligro real – incluso entre los
pro-vida”. Ocasionalmente nos encontramos
con este mito entre las personas con poca o ninguna experiencia en mostrar
fotos de bebes abortados. ¿Dónde está la
evidencia de que el desarrollar la disciplina emocional requerida para manejar
el estrés de usar fotos de bebes abortados reduce la capacidad de quien lo hace
de ser sensible y compasivo para con los demás?
Jamás he visto semejante resultado en mis décadas de contacto con miles
de activistas que tienen una larga experiencia enseñando estas imágenes. Por el contrario, tal exposición lleva a
ablandar los corazones. Los cirujanos
traumatólogos eventualmente logran endurecerse ante las imágenes sangrientas
que ven todos los días en las salas de emergencia, pero pocos se vuelven alguna
vez indiferentes ante la tragedia o incomprensivos con sus pacientes.
Continúa ella diciendo: “La gente ve lo que quiere ver”. No, no lo hacen. Ellos ven lo que nosotros les mostramos. La señora Fisher dice que no deberíamos usar
imágenes de bebes abortados porque los pro-aborto argumentan que las fotos son
“falsas”. ¿Pero a quién le importa lo
que digan los pro-aborto? Los
“pro-aborto” no son la audiencia a quien nos dirigimos. Estamos apuntando a una enorme masa de
americanos que se encuentran en el mítico medio. Los negacionistas del holocausto dicen que
las fotos de los campos de concentración son falsas, pero muy poca gente acepta
tal reclamo, a todas luces falso. Y muy
pocos están de acuerdo en que las fotos de los bebes abortados son falsas. Por trece años, personalmente he estado de
pie ante cientos de miles de estudiantes que pasaban rápidamente a lo largo de
nuestras enormes imágenes de bebes abortados camino a sus clases. He mirado sus rostros y he observado sus
expresiones genuinamente horrorizadas. Ellos obviamente saben que lo que ven es
auténtico, y más aún porque aquellos que gritan “falso” frecuentemente son las
mismas personas que tratan desesperadamente de cubrir con sábanas nuestras
fotos. ¿Para qué intentarían los
pro-aborto cubrir imágenes que ellos realmente creen que son falsas?
La historia de la reforma social es la historia de
fotos horrorosas: fotos de esclavos siendo torturados hasta morir. Fotos de mujeres nativas americanas y niños
masacrados por la caballería del ejército estadounidense. Fotos de negros afro-americanos golpeados
hasta hacerles caer de rodillas por intentar registrarse para votar. Fotos de pequeños niños sufriendo espantosos
abusos en las fábricas y en las minas de carbón americanas. Estas fotos traumatizaron a los niños tanto
como aquellas que la señora Fisher intenta ocultar, pero sin embargo, estas
fotos convencieron al país que las víctimas eran gente de verdad, a las que les
asistía los derechos que toda persona tiene.
Y también lograron convencer al electorado de que las injusticias allí
representadas eran lo bastante chocantes para ser penalizadas.
Es imposible cambiar las políticas públicas sin
antes cambiar la opinión pública. A
diferencia de los activistas de derechos civiles, nosotros no contamos con la
ventaja de una prensa comprensiva, impaciente por sacar a la luz las
injusticias contra las cuales luchamos.
Si nosotros no mostramos la verdad, nadie más lo hará. ¿Por qué entonces los encargados de la Marcha
por la Vida intentaron empujar nuestras imágenes lo más lejos posible de su
sector en la Calle del Capitolio? ¿Por
qué tantas iglesias y tantas escuelas cristianas, y parte tan grande del
movimiento pro-vida, están tan profundamente comprometidos en ayudar a
Paternidad Planificada a ocultar la más avasalladora evidencia de que elegir
abortar es un indefendible acto de violencia que mata a un bebe? ¿Es porque quieren gustarle a las personas, o
cuando menos no ser maltratados?
Históricamente, los reformadores sociales han sido rara vez queridos, y
los queridos rara vez han sido efectivos, sin importar qué tan bonito se
comporten o no. ¿Pero cuál terrible
injusticia ha sido alguna vez declarada ilegal ocultándola?
Debemos orar con el rostro al suelo para que nunca
nos volvamos tan cobardes como para suprimir la evidencia de la injusticia por
temor a la persecución. Efesios 5,11 nos
ordena “sacar a la luz las obras de las tinieblas”, no mostrarlas solo en
privado y como último recurso. La
responsabilidad por la espantosa duración del genocidio más horrendo de la
historia no descansa únicamente en nuestros adversarios. Seremos juzgados por
nuestra timidez, quizás tan severamente como ellos serán juzgados por su
barbarie -por la historia y por la
Providencia.
Gregg
Cunningham
Director del Centro para la Reforma Bio-Ética.
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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