Cuarenta días por la Vida
25 de Setiembre al 3 de Noviembre 2013
Día 35 – 29/10/2013
Costa Rica_Ricardo Abarca
“Los esposos cristianos son para
sí mismos, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y
testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de
la fe; los forman con su palabra y ejemplo para la vida cristiana y apostólica,
les ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo esmero la
vocación sagrada cuando la descubren en los hijos”
CONC. VAT. II, Decr. Apostalicam actuositatam, 11
Reflexión
Estar a favor de la vida no salva
vidas; ser miembro activo de una asociación provida, sí..
Oración del día
Oremos para que la luz de la
esperanza en el cielo ilumine nuestras vidas para poder vivir con alegría la
cruz de cada día..
Motivación del día
Si la Iglesia no es
capaz de transmitir la fe a la próxima generación, morirá… Pero a la Iglesia le queda algo que es una fórmula
vencedora: la familia. La comunidad ayuda a la
familia y la familia salva a la Iglesia. Nuestra sociedad está destruyendo la
familia y está haciendo que la familia se separe.
Miles de
familias hoy se encuentran frente al problema de sus hijos que en la escuela y
en la universidad están abandonando la Iglesia.
¿Cómo pueden
las familias cristinas responder a esta situación de secularización, a este
cambio de época, a la globalización, a un ambiente contrario a los valores
cristianos?
Después de
haber hecho milagros, abriendo el mar y guiando a su pueblo a través del
desierto, Dios ha hecho una alianza con ellos. Se ha aparecido sobre el monte
Sinaí, allí donde el pueblo vio temblar la montaña y oyó un ruido terrible, la
humanidad ha sentido por primera vez la voz de Dios.
Y Dios habló
así: "iShemá Israel, Adonai Eloénu, Adonai Ehad!
iEscucha
Israel!. iYo soy el único! iY tú amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu mente y con todas tus fuerzas y amarás a tu prójimo como a ti
mismo!".
Pero enseguida
añade:
"¡Esto lo
repetirás a tus hijos cuando estés en casa, cuando estés por la calle, cuando
te acuestes y cuando te levantes!".
Y cuando
llegue el momento en que tu hijo te pregunte: "¿Cuál es el significado de,
estas leyes, de estas tradiciones y estos mandamientos?". Tú le dirás:
"Éramos esclavos del Faraón en tierras de Egipto y el Señor nos ha sacado
con mano potente. Delante de nuestros ojos el Señor ha obrado signos y
prodigios contra el Faraón y contra su casa. Nos ha sacado para guiarnos hacia
una tierra que había jurado a nuestros padres". Esto está escrito en
Deuteronomio 6.
Este texto tan
importante para el pueblo hebreo a lo largo de los siglos y que ha mantenido
unida a la familia hebrea, nos ayuda a entender la importancia de que los
padres transmitan la fe a sus hijos y nos muestra también que este mandamiento
divino se ha dado a los padres y no se puede delegar a otra persona.
Son ellos los
que tienen que contar a sus hijos las obras que Dios ha hecho en su favor.
Muchas
familias, pertenecientes diversos movimientos eclesiales, han delegado a la
parroquia la transmisión de la fe a los hijos. Y después cuando los hijos han
ido a la Universidad han descubierto que los hijos habían perdido la fe.
No han
obedecido al mandamiento según el cual ellos son los primeros que
principalmente deben transmitir la fe a sus hijos, según el mandamiento divino.
Los
matrimonios de hoy, deben también aprender y empezar a transmitir la fe a sus
hijos, en particular a través de una celebración, en una liturgia doméstica. La
familia se convierte en un verdadero "santuario doméstico de la
Iglesia" y cumple así con su deber fundamental.
Hay que
entender que esto no es un problema secundario, una devoción; es una cuestión
de vida o muerte para la Iglesia. Si la Iglesia
no es capaz de transmitir la fe a la próxima generación, morirá.
Estamos
convencidos de que la batalla real que la Iglesia tiene que afrontar en el
tercer milenio, el desafío que tenernos que afrontar y en el que se juega
nuestro futuro, es el de la familia.
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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