Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2013
Día 20 – 5/3/2013
“Conformarse con la voluntad de Dios es la oración
más hermosa del alma cristiana”.
SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
Reflexión
Al meditar sobre la muerte de
Cristo, recordemos las muchas mujeres que han muerto por causa de los supuestos
"abortos seguros y legales".
Oración del día
Oremos para que todos los que
luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra
sociedad.
Motivación del día
(Fe y Razón)
Vivimos en un tiempo en que la relatividad es la diosa
vigente y nos olvidamos profundamente de nuestras bases impregandas de
principios y valores cristianos, incluso, cambiar de posición, es visto como un
signo de madurez y amplitud de pensamiento y desde el punto de vista externo de
los cristianos, se nos ve mejor como personas, como cristianos, porque somos capaces de comprender a otros que
estan más confundidos y nuestra leve claridad que se aleja de la fe, nos hace
ver como dice la Biblia, ser luz en el mundo, pero esto, es parte de una
enfermedad que se viene introduciendo en nuestro ser, como un cancer que
penetra en nosotros sin darnos cuenta, hasta que ya es tarde para combatirla.
En nuestros países hoy se legisla de muchas maneras, y no
todos estamos atentos a estas situaciones, es mejor dejar llevarse, que vivir
alerta a lo que nos vaya a pasar. El Padre Josef Kentenich, en uno de sus
libros comenta, “que los instrumentos de
Dios deben vivir con la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de
Dios”, de esta manera, estaremos atentos a todas la corrientes, que quieren
no solo desintegrar la familia, sino que confundir a toda persona, con la no
existencia de Dios en Nosotros, menos que existe. Así, hoy y en el nombre de
dios progreso, podemos destruir cualquier intención de querer volver al camino
que Jesucristo nos señaló junto a María Santísima.
Estamos en el año de la Fe. Y no solo debemos vivirla en la
fuerza del Espíritu Santo, sino
pedir fuerza para crecer en ella, como semillero y cultivador del alma humana.
Mensajero del soplo de Dios en nosotros, custodio de siete talentos que debemos
cultivar.
Si recordamos la encíclica FIDES ET RATIO dirigida a los
Obispos de la Iglesia Católica sobre las relaciones entre Fe y Razón de fecha 1998.09.14,
podemos recordar algunos pasajes que nos indican que esta situación es muy
antigua, pero sino estamos atentos y recordamos nuestra historia de Iglesia,
podría pensarse que esto es pasajero y de poco tiempo y creer que en algún
momento desaparecerá y todo se arreglará milagrosamente, como algunas cosas que
vemos y ocurren, sin saber que alguien esta luchando por evitar todo lo que nos
separe de Dios.
“San Agustín. El gran Doctor occidental había tenido
contactos con diversas escuelas filosóficas, pero todas le habían decepcionado.
Cuando se encontró con la verdad de la fe cristiana, tuvo la fuerza de realizar
aquella conversión radical a la que los filósofos frecuentados anteriormente no
habían conseguido encaminarlo. El motivo lo cuenta él mismo: « Sin
embargo, desde esta época empecé ya a dar preferencia a la doctrina católica,
porque me parecía que aquí se mandaba con más modestia, y de ningún modo falazmente,
creer lo que no se demostraba —fuese porque, aunque existiesen las pruebas, no
había sujeto capaz de ellas, fuese porque no existiesen—, que no allí, en donde
se despreciaba la fe y se prometía con temeraria arrogancia la ciencia y luego
se obligaba a creer una infinidad de fábulas absurdísimas que no podían
demostrar ».38 A los
mismos platónicos, a quienes mencionaba de modo privilegiado, Agustín
reprochaba que, aun habiendo conocido la meta hacia la que tender, habían ignorado sin embargo el camino
que conduce a ella: el Verbo encarnado.39…
Justamente aquí está la novedad alcanzada por los Padres.
Ellos acogieron plenamente la razón abierta a lo absoluto y en ella
incorporaron la riqueza de la Revelación. El encuentro no fue sólo entre
culturas, donde tal vez una es seducida por el atractivo de otra, sino que tuvo
lugar en lo profundo de los espíritus, siendo un encuentro entre la criatura y
el Creador. Sobrepasando el fin mismo
hacia el que inconscientemente tendía por su naturaleza, la razón pudo alcanzar
el bien sumo y la verdad suprema en la persona del Verbo encarnado. Ante las
filosofías, los Padres no tuvieron miedo, sin embargo, de reconocer tanto los
elementos comunes como las diferencias que presentaban con la Revelación. Ser
conscientes de las convergencias no ofuscaba en ellos el reconocimiento de las
diferencias.
42. En la teología escolástica el papel de la razón
educada filosóficamente llega a ser aún más visible bajo el empuje de la
interpretación anselmiana del intellectus fidei. Para el santo Arzobispo de
Canterbury la prioridad de la fe no es
incompatible con la búsqueda propia de la razón. En efecto, ésta no está llamada a expresar un juicio sobre los contenidos de la
fe, siendo incapaz de hacerlo por no ser idónea para ello. Su tarea, más
bien, es saber encontrar un sentido y
descubrir las razones que permitan a todos entender los contenidos de la fe.
San Anselmo acentúa el hecho de que el intelecto
debe ir en búsqueda de lo que ama: cuanto más ama, más desea conocer. Quien
vive para la verdad tiende hacia una forma de conocimiento que se inflama cada
vez más de amor por lo que conoce, aun debiendo admitir que no ha hecho todavía
todo lo que desearía: « Ad te videndum factus sum; et nondum feci propter quod
factus sum ».42 El
deseo de la verdad mueve, pues, a la razón a ir siempre más allá; queda incluso
como abrumada al constatar que su capacidad es siempre mayor que lo que
alcanza. En este punto, sin embargo, la razón es capaz de descubrir dónde está
el final de su camino: « Yo creo que basta a aquel que somete a un examen
reflexivo un principio incomprensible alcanzar por el raciocinio su certidumbre
inquebrantable, aunque no pueda por el pensamiento concebir el cómo de su
existencia [...]. Ahora bien, ¿qué puede haber de más incomprensible, de más
inefable que lo que está por encima de todas las cosas? Por lo cual, si todo lo
que hemos establecido hasta este momento sobre la esencia suprema está apoyado
con razones necesarias, aunque el espíritu no pueda comprenderlo, hasta el
punto de explicarlo fácilmente con palabras simples, no por eso, sin embargo,
sufre quebranto la sólida base de esta certidumbre. En efecto, si una reflexión
precedente ha comprendido de modo racional que es incomprensible
(rationabiliter comprehendit incomprehensibile esse) » el modo en que la
suprema sabiduría sabe lo que ha hecho [...], ¿quién puede explicar cómo se
conoce y se llama ella misma, de la cual el hombre no puede saber nada o casi
nada ».43
Se confirma una
vez más la armonía fundamental del conocimiento filosófico y el de la fe: la fe
requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en
el culmen de su búsqueda, admite como
necesario lo que la fe le presenta.
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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