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miércoles, 24 de febrero de 2010

40 días por la Vida - Día 12

Cuarenta días por la Vida


13 de Febrero al 24 de Marzo 2010


Día 12, miércoles, 24 de febrero de 2010


"El aborto no es asunto de vida privada porque conlleva intereses y derechos de otros".


CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA


Reflexión


Dios Mismo nació como un niño. La grandeza de una persona no depende del tamaño, puesto que el Rey de Reyes recién nacido es un pequeño.

Es el niño quien decide cuando quiere comer y a qué hora. Y la madre, por amor, se presta a atenderle cuando él lo demanda. Es la vida la que decide nacer fruto del amor, y no los intereses y el sexo los que decidan si nace o no.


Intención del día


Oremos para que la amenaza de aborto contra los no nacidos que no alcanzan tamaño adecuado sea eliminada.

Oremos para que la familia, lugar donde nacen y se forman los hijos, sea la primera comunidad donde se proteja a la vida y se eduque en los valores que hacen de la familia la primera Iglesia domestica, que junto a otras conforman la Iglesia Universal, fuente de vida eterna en JESÚS y, guiada por el ESPÍRITU SANTO, lleguen a la presencia del PADRE Creador.


Motivación del día


SALVADOR SEVERO PÉREZ ALAYÓN deahaba@gmail.com



¿REALMENTE TE QUIERO O TE NECESITO?


Nuestra vida y nuestra sociedad, mejor, el mundo, depende de nuestra propia relación de pareja, primero, y luego del entorno que, nuestra propia pareja, familia, crea alrededor de los frutos, los hijos, que conforman la comunidad familiar, puesto que la yuxtaposición de muchas parejas construyen los pueblos y ellos forman el habitáculo donde la vida de los seres humanos se desarrolla.

Es, por lo tanto, de incuestionable necesidad atender a la familia y protegerla, pues de ella va a depender el mundo que habitamos y los frutos de Vida que ella genera, puesto que la familia es la colaboladora, con DIOS, para crear la vida. Y esto es algo que no se puede discutir ni votar. No es cosa de minorías ni mayorías; ni de gustos o apetencias; ni de ideologías o simples caprichos del ego y de nuestra naturaleza hedonista. Simplemente, la familia es la primera célula de la sociedad y donde se nace a la vida.

Es, por lo tanto, lo primero que hay que atender con todo nuestro esfuerzo, dedicación y protección.

Y nuestro primer paso debe ir necesariamente en el camino de educarnos para educar, pues nadie puede dar lo que no tiene. En esta línea, si no estamos educados no podemos dar educación. Esto también está fuera de toda discusión, y la indispensable libertad del derecho de las familias de elegir y dar la educación que ellos creen conveniente. No da lugar a discusión, porque se cae de maduro que toda familia elegirá lo mejor para educar a sus hijos, y es de sentido común que lo mejor y más bello es educar en la verdad.

Por lo tanto, por simple razonamiento, creo que nadie pueda ponerlo en duda, la educación debe estar fundamentada en la verdad y no en ideologías partidistas o sectarias. Todo aquel que se precie de buen gusto buscará educar a sus hijos en la verdad, pues la mentira es falsa y de consecuencias trágicas para todos. Ahora, la pregunta brota como natural respuesta a lo que hemos concluido y determinado: Si de educar en la verdad se trata, ¿qué verdad seguimos?, o dicho de otro modo, ¿en qué verdad nos apoyamos?

Llegado a este punto, debemos clarificar y aunar criterios que nos clarifiquen el verdadero camino a seguir. Porque hay una sola verdad y un sólo camino. Y esto lo debemos tener muy claro, pues dos verdades descubrirían que una será falsa y otra verdadera. Igual ocurriría con los caminos. Igual que hay una sola madre, también hay una sola verdad. Por lo tanto, el problema, sigue en la actualidad, estriba en discernir cuál es la verdad y, si hay voluntad política, seguirla y aplicarla en la vivencia de nuestra vida.

Y para todo esto se hace imprescindible conocernos y sabernos capaces de dominar nuestras emociones y sentimientos. Porque dependiendo de saberme un ser humano capaz de ser libre para realizar el bien, en eso consiste la libertad, estaré en disposición de salvaguardar mi pareja, mi familia, mi pueblo, la sociedad, el mundo...

Sólo pensar lo que pensaríamos, valga la redundancia, de oír a un cónyuge decir. " te quiero hasta que engordes", o todo lo que ustedes puedan imaginar... bastaría para abrir un abismo profundo de reflexión y de interiorización sobre lo que está ocurriendo. Y es que ahí entra en juego el saber de nuestras emociones y sentimientos, y clarificar sus diferencias y no confundirlo con lo que realmente es el amor.

En una pareja que no tenga la suficiente confianza para saberse por encima de todas sus emociones, sentimientos, su diálogo será disperso, apoyado en medias verdades, desconfiado e inseguro, porque falta precisamente la seguridad de la que fluye la confianza. Debo de saber que el sentimiento de una madre, postrada junto al lecho de su hijo enfermo, no es querido, pero es aceptado y asumido con la responsabilidad y la entrega que da el amor.

Debo saber que las emoción que me producen un sentimiento de estética, de rutina, de diferente forma de pensar... debe estar sometida a la responsabilidad y a la voluntad del verdadero amor que supone responder a esa solidaridad responsable contraída. Lo contrario sería apetencias egoístas e interesadas... Lo contrario sería, no amor, utilizarte porque te necesito, pero no porque te quiero, o mejor, porque te quiero hasta... Hablamos de amores mediocres, incompletos, adulterados, falseados, y, ¿por qué no? amores apoyados en el eros, interés económico... por lo tanto, amores falsos.

No me cansaré de hacer referencias a mis reflexiones sobre la autotraición porque creo que son de vital importancia para la construcción de la pareja, y, por supuesto, para todo lo que de ella deriva. Modestamente, creo que todo lo que está pasando a nuestro alrededor tiene su principio en esta construcción humana que relaciona al hombre con la mujer. Porque va a depender de su primera piedra el futuro de su familia, y se se empieza a hacerlo sobre arena movedizas terminará por hundirse, y con ella todo lo que gire a su alrededor.

El aborto, el libertinaje, la esclavitud apoyada en la complacencia hedonista de satisfacer todas las apetencias y placeres de todo tipo. La voluntad desenfrenada de intereses materiales, de bienestar egoísta, de someter para tener y poseer, de ser por el tener, de primero yo y luego los demás, incluso sobre la familia, la falta de valores que dignifiquen y eleven a la persona... y todo lo que está ocurriendo en nuestro mundo, es el reflejo y consecuencia de todo lo reflexionado anteriormente.

¿Cómo y qué hacer para revertir esta situación? Creo que, siendo complicada por la fuerte corriente en la que estamos inmersos, la solución no está lejos de nuestro alcance a pesar de las dificultades. Depende de cada uno de nosotros. Primero buscando ser felices cada uno en nuestra propia familia, y facilitando al otro que pueda hace lo mismo.

No puedo hacer feliz a mí pareja, eso le corresponde a ella. Yo sólo puedo ayudarle a que sea mejor persona, y en esa medida, ella podrá ir alcanzando su propia felicidad. La felicidad la tenemos que buscar personalmente cada uno desde nuestras diferencias personales, porque no podremos nunca cambiarnos, sino comprendernos y ayudarnos a encontrar cada uno la verdadera verdad. Esforzándonos en eso iremos construyendo familias estables, responsables, esperanzadas en crecer y avanzar en busca de la felicidad, y, por supuesto, creando un mundo más en paz, justo, misericordioso y amoroso.

Y hay algo muy importante que no quisiera omitir. Se trata de la propia esencia del ser humano, estamos hechos para relacionarnos. Somos seres de relación, y eso significa que no vamos solos por la vida, sino que estamos enracimados y caminaremos, queramos o no, en racimos. Todos sabemos que cuando una uva se estropea, si no se corta estropea a las demás. Nuestra dependencia está condenada a la solidaridad, por eso, nuestro deseo más profundo es la solidaridad, el amor. La imagen que he escogido providencialmente ilustra muy bien lo que quiero expresar.




Oración para todos los días




ORACIÓN ECUMÉNICA



OH Señor,a Ti confiamos la causa de la vida:

mira, Padre el número inmenso de niños

a quienes se impide nacer,

de pobres a quienes se hace difícil vivir,

de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,

de ancianos y enfermos muertos

a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor

a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.

Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,

la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia

y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,

para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,

la civilización de la verdad y del amor,

para alabanza y gloria de tu Nombre.

Amén



ORACIÓN POR LA VIDA



Oh María, aurora del mundo nuevo,

Madre de los vivientes,

a Ti confiamos la causa de la vida:

mira Madre el número inmenso de niños

a quienes se impide nacer,

de pobres a quienes se hace difícil vivir,

de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,

de ancianos y enfermos muertos

a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.

Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar

con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo

el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,

la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia

y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,

para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,

la civilización de la verdad y del amor,

para alabanza y gloria de Dios Creador

y amante de la vida.

Amén



Juan Pablo II

Encíclica: Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolablede la Vida Humana



Enlaces de interés:




Oraciones en otros idiomas (inglés, italiano, finlandés)

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