“La procreación de un hombre no podrá reducirse nunca a
una mera reproducción de un nuevo individuo de la especie humana, como sucede
con un animal. Cada vez que aparece una persona se trata siempre de una nueva
creación."
BENEDICTO XVI
“A cada
uno pediré cuentas de la vida de su hermano » (Gn 9, 5): veneración
y amor por la vida de todos”
39. La
vida del hombre proviene de Dios, es su don, su imagen e impronta,
participación de su soplo vital. Por tanto, Dios es el único señor de
esta vida: el hombre no puede disponer de ella. Dios mismo lo afirma a
Noé después del diluvio: « Os prometo reclamar vuestra propia sangre: la
reclamaré a todo animal y al hombre: a todos y a cada uno reclamaré el alma
humana » (Gn 9, 5). El texto bíblico se preocupa de subrayar cómo
la sacralidad de la vida tiene su fundamento en Dios y en su acción creadora: «
Porque a imagen de Dios hizo El al hombre » (Gn 9, 6).
La vida y
la muerte del hombre están, pues, en las manos de Dios, en su poder: « El, que
tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de toda carne de
hombre », exclama Job (12, 10). « El Señor da muerte y vida, hace bajar al Seol
y retornar » (1 S 2, 6). Sólo El puede decir: « Yo doy la muerte y
doy la vida » (Dt 32, 39).
Sin
embargo, Dios no ejerce este poder como voluntad amenazante, sino como cuidado
y solicitud amorosa hacia sus criaturas. Si es cierto que la vida del
hombre está en las manos de Dios, no lo es menos que sus manos son cariñosas
como las de una madre que acoge, alimenta y cuida a su niño: « Mantengo mi alma
en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño
destetado está mi alma en mí! » (Sal 131 130, 2; cf. Is 49,
15; 66, 12-13; Os 11, 4). Así Israel ve en las vicisitudes de
los pueblos y en la suerte de los individuos no el fruto de una mera casualidad
o de un destino ciego, sino el resultado de un designio de amor con el que Dios
concentra todas las potencialidades de vida y se opone a las fuerzas de muerte
que nacen del pecado: « No fue Dios quien hizo la muerte, ni se recrea en la
destrucción de los vivientes; él todo lo creó para que subsistiera » (Sb 1,
13-14).
Intención/motivación
del día
Queridos
amigos, en esta oportunidad solamente queremos dar gracias a Dios, a todos los
que dieron su tiempo en la organización y a ustedes que con sus oraciones han
permitido que la Marcha por la Vida en Lima – Perú, haya sido muy exitosa, y
contado con la asistencia de más de medio millón de personas.
Les
compartimos un par de fotos de dos momentos de la Marcha.
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
Enlaces
de interés
No hay comentarios:
Publicar un comentario