“La enseñanza de la Iglesia no cambia: la vida humana
es bella y se debe vivir con plenitud cuando es débil y está envuelta en el
misterio del sufrimiento."
BENEDICTO XVI
“Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás »
(Jn 11, 26): el don de la vida eterna”.
38. Por
tanto, la vida eterna es la vida misma de Dios y a la vez la vida de
los hijos de Dios. Un nuevo estupor y una gratitud sin límites se
apoderan necesariamente del creyente ante esta inesperada e inefable verdad que
nos viene de Dios en Cristo. El creyente hace suyas las palabras del apóstol
Juan: « Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios,
pues ¡lo somos!... Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha
manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal cual es » (1 Jn 3, 1-2).
Así alcanza
su culmen la verdad cristiana sobre la vida. Su dignidad no sólo está
ligada a sus orígenes, a su procedencia divina, sino también a su fin, a su
destino de comunión con Dios en su conocimiento y amor. A la luz de esta verdad
san Ireneo precisa y completa su exaltación del hombre: « el hombre que vive »
es « gloria de Dios », pero « la vida del hombre consiste en la visión de Dios
».27
De aquí derivan unas consecuencias inmediatas para
la vida humana en su misma condición terrena, en la que ya ha
germinado y está creciendo la vida eterna. Si el hombre ama instintivamente la
vida porque es un bien, este amor encuentra ulterior motivación y fuerza, nueva
extensión y profundidad en las dimensiones divinas de este bien. En esta
perspectiva, el amor que todo ser humano tiene por la vida no se reduce a la
simple búsqueda de un espacio donde pueda realizarse a sí mismo y entrar en
relación con los demás, sino que se desarrolla en la gozosa conciencia de poder
hacer de la propia existencia el « lugar » de la manifestación de Dios, del
encuentro y de la comunión con El. La vida que Jesús nos da no disminuye
nuestra existencia en el tiempo, sino que la asume y conduce a su destino
último: « Yo soy la resurrección y la vida...; todo el que vive y cree en mí,
no morirá jamás » (Jn 11, 25.26).
Intención/motivación
del día
VIA CRUCIS DE NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.
El Viacrucis nació de la tradición de los
cristianos de la primera comunidad de Jerusalén, que “anduvieron, en ciertos
momentos y para devota memoria, el camino que había tenido Jesús que recorrer.”
Fueron sobre todo los franciscanos quienes
trajeron a Occidente esta devoción para hacer accesible este ejercicio de santa
evocación a quienes no podían peregrinar a Tierra Santa.
(Orar con el Vía Crucis de Nuestro Señor
y Salvador. Romano Guardini, 2009)
OFRECIMIENTO.
Señor Jesús, Tú dijiste: “El que quiera ser
mi discípulo, tome su cruz de cada día y me siga” (Lc.13, 27)
Quiero seguir tus huellas: me pesan de todo
corazón mis pecados y los de todos mis hermanos víctimas de la cultura de la
muerte.
Quiero seguirte en el áspero camino hacia
la cruz, pero sostenido por la esperanza de resucitar Contigo a una vida nueva.
Santa María, Madre de la Vida, Refugio de
los pecadores, acompáñame y ruega por nosotros.
PRIMERA
ESTACIÓN: Jesús es sentenciado a muerte
Te
adoramos, Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo
(Se reza en todas las estaciones)
“Crucifícale, crucifícale”: Jesús el
Inocente, es condenado a muerte por los gritos de la plebe.(Mc.15, 13-14)
azuzada por sus dirigentes. Hoy oímos
los gritos de la multitud engañada, pidiendo el aborto como derecho de la
mujer, libre y gratuito. Encomendemos a
todos los bebés inocentes sentenciados al aborto en el seno de sus madres.
Pilatos ha sentenciado
Al dulcísimo Jesús
A morir en una cruz.
¡Qué delito, que atentado!
¡Oh Jesús, mi bien amado!
Vas a morir por mi amor
Y yo sin ningún temor
Os ofendo cada día.
Tened piedad, vida mía
Perdonadme mi Señor.
Señor,
pequé, Tened piedad y misericordia de mí.
(Se reza en todas las estaciones)
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
SEGUNDA
ESTACION: Jesús toma la Cruz sobre sus hombros.
Te
adoramos, Cristo...
Pidamos por todas las madres oprimidas por
el gran peso de la tentación a abortar.
¡Oh amantísimo Cordero!
¡Qué grande inhumanidad
Cargar a tu
Majestad
Ese pesado madero!
¡Oh mi amigo verdadero!
Dadme una dulce mirada,
Dadme esa carga pesada.
Sí, Señor, yo la apetezco
Porque sé que la merezco
Por mi vida relajada.
Señor, pequé....
Padrenuestro...
TERCERA
ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez, bajo el peso de la Cruz.
Te
adoramos Cristo....
Pidamos perdón por los caídos en el mal
moral del aborto.
Víctimas: niños, madres y padres;
Ejecutores: personal sanitario, familiares, políticos...
“El aborto no resuelve nada, sino que mata
al niño, destruye a la mujer y ciega la conciencia del padre del niño
arruinando a menudo la vida familiar” (Benedicto XVI 22-II-2011)
Ay Jesús qué desconsuelo
¡Qué paso tan doloroso!
¡Mirar vuestro rostro hermoso
Pegado en el duro suelo!
Bajo un leño, ¡santo cielo!
Que oprime esa Majestad
Por mi malicia y maldad,
Por mis pecados sin cuento
Que lloro en todo momento.
Piedad, mi Señor, piedad.
Señor,
pequé....Padrenuestro...
CUARTA
ESTACIÓN: Jesús se encuentra con su Madre.
Te
adoramos, Cristo....
Encomendemos a todas las madres, para que
nunca se avergüencen ni abandonen a sus hijos cargados con la cruz de sus
pecados: violencia, terrorismo, alcohol, droga, prostitución....
¡Oh terrible coyuntura!
Mi Jesús mi amante Dueño,
Caminando con el leño
Encuentra a la Virgen pura
Que anegada en amargura,
Se halla casi sin aliento,
Viendo el destrozo sangriento
Que mis culpas han causado,
En todo un Dios humanado,
Perdón Señor, me arrepiento.
Señor, pequé....
Padrenuestro....
QUINTA
ESTACIÓN: Simón de Cirene es obligado a ayudar a Jesús a cargar la cruz.
Te
adoramos Cristo....
Pidamos la gracia de ayudar voluntariamente
a todas las madres, a los enfermos, pobres y ancianos que lo necesiten.
¡Oh Jesús,
mi Dios amante!
¿Cuál no sería tu agonía
Pues creyeron convenía
Un cireneo alquilarte?
Esta ayuda quieren darte,
No por rasgo de piedad
Sino por grande crueldad
Para que mueras clavado.
Yo soy Jesús, el culpado
Perdón Jesús de bondad.
Señor, pequé... Padrenuestro..
SEXTA
ESTACIÓN: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
Te
adoramos, Cristo....
Que estemos prontos a limpiar el rostro de
nuestros hermanos, obscurecido por la miseria material o moral.
¡Oh mujer, fuerte y dichosa
Que con esfuerzo y valor,
Te adelantas sin temor
A enjugar la frente hermosa
De Jesús, acción preciosa!
¿Y yo cobarde cristiano
Por un respeto humano
El bien no me atrevo a hacer?
Un mal fin puedo tener.
¡Ay de mí, Dios soberano!
Señor, pequé...
Padrenuestro...
SÉPTIMA
ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez bajo el peso de la Cruz.
Te
adoramos, Cristo...
Ponemos junto a Cristo caído el gran dolor
de todas las familias rotas por la incomprensión, la infidelidad y el egoísmo,
para que apoyándose en la cruz de Cristo, consigan la gracia del perdón y la
reconciliación.
Mirad, Ángeles del cielo,
A mi Jesús angustiado,
Y en extremo fatigado
Segunda vez en el suelo.
Venid, prestarle consuelo,
Dad la mano al Salvador.
Pero no, dice el Señor,
No quiero alivios ni palmas
Sino sufrir por las almas,
Pues que soy su Redentor.
Señor, pequé... Padrenuestro...
OCTAVA
ESTACIÓN: Jesús habla a las mujeres de Jerusalén.
Te
adoramos, Cristo...
La perversa “ideología de género” tienta
hoy a la mujer, prometiéndole la
libertad y la felicidad en la independencia del varón por el divorcio y en el
dominio de la vida de sus hijos por el aborto, o “la maternidad libremente
decidida”, mediante el recurso a técnicas de manipulación genética. El hombre,
así, se ve privado de su realización como esposo y padre. Oremos para que las
mujeres escuchen las palabras de Jesús.
Hijas de Jerusalén,
Yo os agradezco vuestro llanto,
Si detestáis entre tanto
Vuestros pecados también.
No dejéis de hacer el bien,
Porque día llegará
En que el pecador sabrá
De esta sangre el valor
Derramada por su amor.
Señor, pequé...
Padrenuestro...
NOVENA
ESTACIÓN: Jesús cae en tierra por tercera vez bajo el peso de la Cruz.
Te
adoramos, Cristo...
Encomendemos a todos los que se separan de
Jesús por el escándalo de la cruz:
Pidamos perdón por los pecados de soberbia
de sacerdotes y religiosos y por los
manchados por los pecados de pederastia.
¡Ay mi Jesús afligido!
¡Ay mi Jesús angustiado!
¡Ay mi Jesús desangrado!
Ya tres veces has caído
Por mi amor Jesús querido
Quieres sufrir tantas penas
Para romper mis cadenas
De mis culpas y pecados.
Dad a mis ojos culpados
Lágrimas de compasión llenas.
Señor,
pequé.. .Padrenuestro....
DÉCIMA
ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras.
Te
adoramos, Cristo...
Pidamos perdón por todos los pecados contra
la virtud de la castidad:
Indecencias, pornografía, prostitución,
homosexualidad...
Aquel que viste ese cielo
De estrellas claras y hermosas,
Que cría lirios y rosas
Y diamantes en el suelo
Se ve en grande desconsuelo
De grande vergüenza oprimido
Despojado del vestido
A vista de tanta gente.
¡Ay mi Jesús inocente!
¡Cuánto os habré ofendido!
Señor,
pequé...
Padrenuestro…
UNDÉCIMA
ESTACIÓN: Jesús es clavado en la Cruz
Te
adoramos, Cristo...
Unimos a la Cruz salvadora de Jesucristo a
todos los deficientes, enfermos, ancianos y moribundos amenazados “a causa de
la indiferencia o una presunta piedad” por la eutanasia.
¡Oh qué tormento tan fiero
Padecéis, Jesús amado,
De pies y manos clavado
A ese terrible madero!
¡Ay de mí! que soy de acero
Si no tengo gran dolor,
Al ver a mi Redentor
En tanto tormento y pena
Por librarme de la eterna.
Misericordia Señor.
Señor,
pequé...
Padrenuestro....
DUODÉCIMA
ESTACIÓN: Jesús muere en la Cruz
Te
adoramos, Cristo...
Como Jesús mueren inocentes: las víctimas
del aborto, de las manipulaciones genéticas, de la eutanasia, del terrorismo y
las guerras. Pidamos que su sacrificio sea redentor y la Civilización de la
Vida, triunfe sobre la cultura de la muerte.
Ya el mejor sol se ha eclipsado
Ya las piedras se han partido,
Ya el orbe se ha estremecido,
Ya el Hombre Dios ha expirado,
Con dos ladrones al lado.
Llorad niños, llorad hombres,
Llorad, llorad pecadores,
Qué se oigan acá en el suelo
Y también allá en el Cielo
Vuestros continuos clamores.
Señor,
pequé...
Padrenuestro...
DECIMOTERCERA
ESTACIÓN: María con Jesús muerto en sus brazos, al bajarlo de la Cruz.
Te
adoramos, Cristo...
Santa María, Virgen Madre Dolorosa,
alcánzanos la gracia de llorar contigo ante tu Hijo muerto por el odio y la
violencia de nuestros pecados.
Confiamos a tu Corazón el dolor de todas
las madres que sufren por la pérdida de un hijo y especialmente a aquellas que
padecen las consecuencias del aborto
voluntario para que encuentren por el Sacramento de la Reconciliación, el
perdón y la paz.
Hombre llega presuroso
A contemplar a María
Puesta en mortal agonía
Con el cadáver precioso
De Jesús ¡oh Hijo hermoso!
Yo te miro destrozado,
Todo herido y lastimado
¡Qué pena! ¡Qué compasión!
¡Qué amargura! ¡Qué aflicción!
¡Oh mi Dios e Hijo amado!
Señor,
pequé... Padrenuestro...
DECIMOCUARTA
ESTACIÓN: El cuerpo de Jesús es depositado en el sepulcro.
Te
adoramos, Cristo...
Pidamos la virtud de la esperanza, en la seguridad de que el Señor que resucitó
a Jesús de entre los muertos, vence siempre el poder del Maligno.
Dejemos las alegrías
Dejemos también el canto
Y acompañemos el llanto
De las piadosas Marías.
Vayamos todos los días
A ese sepulcro sagrado
Donde estuvo sepultado
El cadáver más precioso.
¡Ay mi Jesús amoroso
A qué precio os he costado!
Señor,
pequé...
Padrenuestro...
ORACION
FINAL. Tomada del Vía Crucis de la Preciosa Sangre del Libro de Oraciones de
los AYUDANTES DE LOS NIÑOS PRECIOSOS DE DIOS.
Padre Eterno, te ofrecemos al final de este
Vía Crucis, la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, los méritos, el
amor y los sufrimientos de su Sagrado Corazón, las lágrimas y los dolores de su
Santísima Madre, para que reconfortados por tu providencia amorosa, podamos
obtener la gracia de la resurrección para nosotros y para cuantos han sufrido
los horrores del aborto aquí, en este mismo lugar, hoy día.
La
misma gracia pedimos para todos nuestros hermanos, inmersos en la
cultura de la muerte de todo el mundo.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Santa María, Madre de la Vida: Ruega por
nosotros.
Santos Inocentes: Rogad por nosotros.
Los textos en verso, de las oraciones del Via Crucis están tomados de
un antiguo Devocionario, sin autor conocido.
ORACIÓN
POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de
violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de
nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de Dios
Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el
Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN
ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de
la vida:
mira, Padre el número inmenso de
niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil
vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia
inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una
presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el
Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como
don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con
solícita constancia,
para construir, junto con todos los
hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del
amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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