Cuarenta días por la Vida
26 de Setiembre al 4 de Noviembre 2012
Día 6 – 1/10/2012
“El ser humano debe ser respetado
y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir
de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona,
principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida”.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Reflexión
El Niño es presentado en el Templo
porque el Niño pertenece a Dios. Los niños no le pertenecen ni a los padres ni
a un gobierno.
Oración del día
Oremos para que toda la gente
pueda ver la sabiduría de Sus enseñanzas sobre la dignidad de la vida, y
podamos comprender que Sus enseñanzas no son una opinión, sino que son verdad..
Motivación del día
A la hora de reconocer derechos
estamos prestos a defenderlos, pero a la hora de vivirlos no actuamos de la
misma manera. Cuando se trata de aplicarlos en mi vida al mismo nivel que los
de los demás, la cosa cambia.
También ocurre que cuando nos
relacionamos como parejas, buscamos primero nuestro ego personal dejando a un
lado el del otro o un tercero que de esa comunicación sexual se desprenda. Sólo
nos importa lo nuestro, mi yo y nada más, y por eso somos capaces de matar,
incluso a nuestros propios hijos.
¿Qué ocurre? ¿Por qué nos sentimos
atraídos? Hay en nosotros una inclinación a sentirnos arrastrados e inclinados
a relacionarnos sexualmente. Es la fuerza de la sexualidad que está puesta en
nosotros para dar vida. El eros que nos une y nos permite ser fuente de vida en
estrecha colaboración con nuestro Padre Dios. Él nos ha dado la posibilidad de
ser fuente de vida en unión carnal.
¡Pero es Él la Vida!, que se sirve
de nosotros, por su Voluntad, para crearla. Y sólo a Él corresponde el derecho
y la propiedad de la misma. Sólo Él dispone de autoridad para decidir su
existencia. A nadie más corresponde autoridad sobre ella.¡Y lo que olvidamos!,
que nos la da para "Siempre" si la aceptamos de sus Manos
Misericordiosas.
Sin embargo nosotros rechazamos
esa autoridad y ese regalo, y nos erigimos en dueños de decidir lo que nos
parece. Y siempre mirando para servicio de nuestros apegos, satisfacciones y
placeres egoístas ante los demás, que lejos de darnos la vida, nos la quita.
Luego, sí, hablamos de derechos y justicia, pero eso sólo es para otros porque
llegada mi hora hago lo que me viene en gana. Todavía no ha desaparecido la
secta farisaica.
Así que, primando nuestros
egoísmos decidimos matar y matar a todos aquellos que se interponga en nuestro
camino. Y los más débiles son los primeros y más afectados: “Los niños
inocentes”, que ante su silencio e impotencia son utilizados como reos de
cambio por el eros ante el ágape.
Y me extraño ante las multitudes
de cristianos, sobre todo en celebraciones multitudinarias marianas, que la ley
del aborto pueda existir. ¿Donde están los votos de la ingente cristiandad que
defienda el derecho de los niños nacidos en el vientre de sus madres?
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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