Cuarenta días por la Vida
26 de Setiembre al 4 de Noviembre 2012
Día 31 – 26/10/2012
"Si oís que alguna mujer no
quiere tener a su hijo y desea abortar, intentad convencerla para que me traiga
a ese niño. Yo lo amaré, viendo en él el signo del amor de Dios.”
BEATA M. TERESA DE CALCUTA
(Al recibir el premio Nobel de la Paz -Oslo, 10 de diciembre de 1979- )
Reflexión
Así como el Cuerpo de Cristo era
desganado por los instrumentos de los que lo flagelaban, también los cuerpos de
los niños en el vientre de sus madres, son desganados por los instrumentos de
los abortistas..
Oración del día
Oremos para que los abortistas se
arrepientan por asesinar a los niños..
Motivación del día
La mentalidad
contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece
oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y
arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el
concepto de «misericordia» parecen producir una cierta desazón en el hombre,
quien, gracias a los adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como
nunca fueron conocidos antes en la historia, se ha hecho dueño y ha dominado la
tierra mucho más que en el pasado. 14 Tal dominio sobre la tierra, entendido tal vez unilateral y
superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia. A este respecto,
podemos sin embargo recurrir de manera provechosa a la imagen «de la condición
del hombre en el mundo contemporáneo», tal cual es delineada al comienzo de la
Constitución Gaudium et Spes. Entre otras, leemos allí las siguientes
frases: «De esta forma, el mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil,
capaz de lo mejor y lo peor, pues tiene abierto el camino para optar por la
libertad y la esclavitud, entre el progreso o el retroceso, entre la
fraternidad o el odio. El hombre sabe muy bien que está en su mano el dirigir
correctamente las fuerzas que él ha desencadenado, y que pueden aplastarle o
salvarle». 15
La situación
del mundo contemporáneo pone de manifiesto no sólo transformaciones tales que
hacen esperar en un futuro mejor del hombre sobre la tierra, sino que
revela también múltiples amenazas, que sobrepasan con mucho las hasta
ahora conocidas. Sin cesar de denunciar tales amenazas en diversas
circunstancias (como en las intervenciones ante la ONU, la UNESCO, la FAO y en
otras partes) la Iglesia debe examinarlas al mismo tiempo a la luz de la verdad
recibida de Dios.
Revelada en
Cristo, la verdad acerca de Dios como «Padre de la misericordia», 16 nos permite «verlo» especialmente cercano al hombre, sobre
todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y
de su dignidad. Debido a esto, en la situación actual de la Iglesia y del
mundo, muchos hombres y muchos ambientes guiados por un vivo sentido de fe se
dirigen, yo diría casi espontáneamente, a la misericordia de Dios. Ellos son
ciertamente impulsados a hacerlo por Cristo mismo, el cual, mediante su
Espíritu, actúa en lo íntimo de los corazones humanos. En efecto, revelado por
El, el misterio de Dios «Padre de la misericordia» constituye, en el contexto
de las actuales amenazas contra el hombre, como una llamada singular dirigida a
la Iglesia.
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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