Así
está el mundo, pero no desesperemos. El Espíritu Santo nos acompaña y nos
asiste. La razón está de nuestra parte. Todos, es indudable, queremos vivir y
la vida es un don de Dios. Quieran o no, los que proclaman el aborto saben que
nadie tiene derecho a interrumpir la vida de otro; saben que la vida es un don
y un derecho, pero, cegados por sus ambiciones de poder y de suficiencia
quieren organizar la vida de este mundo.
Un mundo donde ellos viven, pero que
no les pertenece. Un mundo que, también para ellos, es un paréntesis en sus recorridos
hacia la Casa del Padre. Lo saben, pero lo quieren ignorar. Prefieren el mundo
en el que viven hoy y en la situación que se encuentran, pero, más temprano que
tarde, les llegará el momento de darse cuenta.
La vida triunfará porque, para eso, hemos sido creados, para vivir eternamente. No perdamos nunca la fe, y menos la esperanza. El Espíritu de Dios está presente en la lucha y nos dará fortaleza y sabiduría para ganarla. La vida es el don más preciado que Dios nos ha dado, y con ella, la felicidad plena eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario