40 días por la vida
Segunda jornada 2014
24 de septiembre al 2 de noviembre
“Celebrar
el Evangelio de la vida significa celebrar el Dios de la vida, el Dios que da
la vida”.
SAN JUAN PABLO II
Encíclica Evangelium vitae
Perú_Jorge Cordero - jcorderov@gmail.com
Reflexión
QUE NADIE TOQUE A CAÍN… NI A ABEL: ABORTOS Y PENA DE
MUERTE
ForumLibertas.com
Como
se abolió la esclavitud, hay que reconocer el derecho a la vida a culpables,
inocentes, nacidos o no.
Todavía
existen algunos países plenamente decididos a conservar la pena de muerte.
Entre los principales “ejecutores”, podemos citar: China, Irán, Pakistán, Irak,
Sudán y Estados Unidos.
La
doctrina católica sobre la pena de muerte está claramente recogida en la
Encíclica Evangelium Vitae, donde se reconoce el derecho del Estado a aplicar
la legítima defensa ante los actos de delincuencia. Pero, se añade un juicio de
orden práctico: “Es evidente que, precisamente para conseguir todas estas
finalidades, la medida y la calidad de la pena deben ser valoradas y decididas
atentamente, sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del
reo salvo en casos de absoluta necesidad, es decir, cuando la defensa de la
sociedad no sea posible de otro modo. Hoy, sin embargo, gracias a la
organización cada vez más adecuada de la institución penal, estos casos son ya
muy raros, por no decir prácticamente inexistentes”. (E.V. 56).
Otro
argumento lo recoge el punto 27 de la misma encíclica: “No se le prive (al reo)
definitivamente de la posibilidad de redimirse”.
En
efecto, en Génesis 4, 15, se narra que Yahvé prohibió que nadie se tomase la
justicia por su mano contra Caín, cuando éste asesinó a su hermano Abel:
«Quienquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces».
Si
consideramos un valor moral el respeto de la vida de Caín, aunque éste sea
culpable del delito de sangre, ¡cuánto más habrá que respetar la vida de Abel,
la del inocente no nacido!
Motivación del día
Hace poco, el Papa Francisco nos
ha recordado la necesidad de adoptar instrumentos legales y políticos que no
caigan en la lógica mitológica del ''chivo expiatorio'' es decir del individuo
acusado injustamente de las desgracias que afectan a una comunidad y por ellos
sacrificado, y de rechazar la creencia según la cual la sanción penal consigue
beneficios que requerirían, en cambio, la implementación de políticas sociales
económicas y de inclusión social. También, reiterando el primado de la vida y
la dignidad de la persona, reafirmó la condena absoluta de la pena de muerte,
que para un cristiano es inadmisible.
Oración del día
Oremos para en medio de esa
violencia inhumana, seamos transmisores del amor de Cristo a quienes se crucen
en nuestro camino.
ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María, aurora del
mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos la
causa de la vida:
mira Madre el número
inmenso de niños
a quienes se impide
nacer,
de pobres a quienes
se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres
víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos
muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen
en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a
los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la
vida.
Alcánzales la gracia
de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto
con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la
verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae
sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti
confiamos la causa de la vida:
mira, Padre el número
inmenso de niños
a quienes se impide
nacer,
de pobres a quienes
se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres
víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen
en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de
nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia
de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto
con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la
verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de tu Nombre.
Amén
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