Es
un mundo de locos, de disparates y de mentiras. Es cuando más se habla
de derechos, de libertad, de valores y de justicia, y todo son palabras
escondidas en mentiras que sólo descubren apariencias y falsedad. Y lo
peor de todo es que aceptamos resignadamente el juego. Quizás pensemos
que a nosotros no nos va a tocar, pero igual decíamos cuando las
residencias... ¡Y ya ven, ahora parece hasta normal!
Silmultáneamente
la familia se resquebraja se desestructura y queda preparada para,
cuando sus miembros ya necesiten cuidados, quitarlos del medio porque
son un laste y un déficit. Lo advertíamos y ya es realidad. La marea
parece imparable. El Parlamento de Canarias acaba de iniciar los
trámites para aprobar una
«Ley autonómica de derechos y garantías de las personas en el proceso
final de su vida», conocida como de «muerte digna». Y en Bélgica: La
eutanasia aumenta un 700% en 11 años. Leer más...
Se
ha perdido el derecho a vivir convirtiéndolo en un derecho a la muerte.
No son especulaciones sino datos que están ahí. Se mata al nacer y
también al morir. Ya nos será difícil intuir, si escapamos a la muerte
en el seno de la madre, escapar a que nos maten sin contar con nuestro
derecho a conservar la vida hasta la última gota de nuestro aliento
entregada a Dios.
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