Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2014
Día 34 – 18/3/2014
"Quien ora se ocupa en la
cosa más importante".
SAN JUAN BOSCO
Reflexión
El aborto mata la paz del mundo...
Es el peor enemigo de la Paz, porque si una madre es capaz de destruir a su
propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿que te impide matarme? Ya no queda ningún
impedimento..
Oración del día
Oremos por todos los hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana y por sus flageladores, para que se
acojan al Corazón Misericordioso del Padre.
Motivación del día
Con el título “La vida es el mayor don de Dios”
Mons. Eugenio Scarpellini, Secretario de la Conferencia Episcopal Boliviana, ha
presentado en el mes de marzo la posición episcopal sobre la sentencia del
Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), publicada el 24 de febrero de
2014, en el proceso del recurso abstracto de inconstitucionalidad acerca de
algunos artículos del delito del aborto en el Código Penal, interpuesto por la
diputada masista, Patricia Mansilla y financiado por la ONG abortista estadounidense
IPAS.
Los Obispos, sin pretender hacer un examen
exhaustivo de la sentencia, exponen los motivos y principios que guían a la
Iglesia Católica en este tema tan delicado. En primer lugar destacan que el
Tribunal Constitucional Plurinacional ha sentado jurisprudencia constitucional,
estableciendo expresamente el reconocimiento legal del derecho a la vida
establecido en la Constitución Política del Estado, como parte de los derechos
fundamentales de todas las personas, sin distinción alguna, ni por raza, color,
edad, etc.
Por eso los Obispos destacan que la sentencia del
TCP reconoce el respeto a la vida desde el momento de la concepción, en
coincidencia con los principios de la doctrina cristiana y de toda cultura y
concepción religiosa, presentes en el mundo. Como primera consecuencia práctica
de este reconocimiento los Obispos piden al Gobierno a través del Ministerio de
Salud que suprima la distribución de la píldora del día después (PDD) por ser
abortiva. Completando esta información episcopal, indicamos que también los
representantes de las iglesias evangélicas se han unido a esta petición. El
Ministerio de Salud ha respondido que este año no se está ofertando la PDD,
pero es sabido que el Fondo de Población de las Naciones Unidas está
financiando un stock importante de esa píldora para su distribución en Bolivia.
Los Obispos lamentan que la sentencia del TCP en
los casos de delitos sexuales (violación, rapto, estupro e incesto), haya
eliminado la necesidad de una sentencia judicial para poder proceder al aborto impune.
En el caso de peligro de la vida bastaría un certificado médico. Los Obispos
denuncian que de esa manera se está abriendo el camino para la legalización del
aborto, anulando el proclamado derecho a la vida. Por lo tanto exigen que la
autorización del aborto impune no sea un mero trámite burocrático, sino que se
proteja el derecho a la vida del no nacido.
Los Obispos recuerdan que atentar contra la vida
concebida es una gravísima falta moral, aun en los casos en que pueda ser
legal. El comportamiento moral obliga en conciencia, aunque la ley no lo haga.
Jesús en el evangelio, no sólo recuerda el precepto de no matar, sino que
incluso lo radicaliza: “Han oído que se dijo a los antepasados: "no
matarás" y cualquiera que cometa homicidio será culpable ante el tribunal,
Pero yo les digo que todo aquel que se encolerice con su hermano será culpable
ante el tribunal…” Mt 5, 21-22.
Además los Obispos solicitan expresamente que se
reconozca el derecho a la objeción de conciencia para los médicos y personal
sanitario en todos los casos y que no sean obligados a realizar abortos.
La vida humana es siempre valiosa,
independientemente de las condiciones, tantas veces violentas y fruto del
pecado y la maldad, en las que haya podido ser concebida. Por ello debe ser
protegida siempre como don de Dios y valor absoluto. Además el aborto no
resuelve el trauma de una violación o de otra acción violenta, sino que lo
empeora, llevando a la madre a verdaderas situaciones sin salida.
Los Obispos alertan para que la tarea de la
legalización de los derechos sexuales y reproductivos, recomendada por el TCP a
los asambleístas, sea asumida por estos respetando siempre el derecho a la vida
y los derechos humanos universales, expresamente reconocidos por la
Constitución Política del Estado.
Los Obispos de Bolivia se reafirman en la defensa
de la vida, ya que “Cristo ha venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia” (Jn 10,10) y terminan invocando a “la Madre de Jesús. María
Santísima, la siempre protectora de la vida para que seamos sensibles al valor
más grande del ser humano”.
ORACIÓN POR LA
VIDA
Oh María, aurora
del mundo nuevo,
Madre de los
vivientes,
a Ti confiamos
la causa de la vida:
mira Madre el
número inmenso de niños
a quienes se
impide nacer,
de pobres a
quienes se hace difícil vivir,
de hombres y
mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y
enfermos muertos
a causa de la
indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes
creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de
la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de
celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de
testimoniarlo con solícita constancia,
para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización
de la verdad y del amor,
para alabanza y
gloria de Dios Creador
y amante de la
vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica:
Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH
Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira,
Padre el número inmenso de niños
a
quienes se impide nacer,
de
pobres a quienes se hace difícil vivir,
de
hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de
ancianos y enfermos muertos
a
causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz
que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a
los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales
la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la
alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la
valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para
construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la
civilización de la verdad y del amor,
para
alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
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