No es nada fácil ser superviviente del aborto en una sociedad que ha abrazado la cultura de la muerte. Me aterroriza pensar que de estar ahora en el vientre de mi madre, no me sería tan fácil gozar de la posiblidad de nacer al mundo del sol y la luna. Y digo esto porque considero que dentro del vientre de cada madre se produce el primer nacimiento de un ser vivo humano. Y luego, otro sería abandonarlo y salir a la luz de este mundo, una vez superado ese juicio de vida o muerte.
Entonces
daremos gracias a esas madres que nos han permitido nacer. Cosa que no
le ocurrió a Melissa Ohden, pues ella es una de esas 44.000
supervivientes de aborto que existen en EE.UU. Intentaron envenenarlas
inyectando solución salina en el vientre de su madre y, auún nació viva.
La
madre de biológíca de Melissa se sometió a un aborto por envenenamiento
salino. Tras nadar durante cinco días en un liquido amniótico letal,
Melissa tendría que haber nacido muerta, por lo que el personal que la
recibió la dejó a un lado para luego tirarla. De repente, una enfermera
la escuchó llorar y, entonces, decidieron salvarle la vida.
No quiero extenderme más, porque mi intención no es contarte la historia de Melissa Ohen, la puedes ver aquí.
Mi intención es ayudarte a tomar conciencia, si todavía no te has
situado, en la optica de este problema, de estos millones de asesinatos
que se vuelven a repetir en la historia, y ahora con más crueldad y
cantidad. Te dejo también el testimonio de Melissa.
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