Cuarenta días por la Vida
13 de Febrero al 24 de Marzo 2011
Día 32
13 de Febrero al 24 de Marzo 2011
Día 32
Miércoles, 16 de marzo de 2011
México_Guetty Rafaela Colin Acevedo - guetty.colin@gmail.com
«El aborto no es una cuestión meramente de creencias sino que se trata de un derramamiento de sangre; no es simplemente sobre puntos de vista sino sobre víctimas.» .
PADRE FRANK PAVONE
Reflexión
El aborto terapéutico es la antesala del aborto y de la eutanasia. Los promotores del aborto lo saben, y por eso están empeñados en que se legalice.
Oración del día
Oremos para que siguiendo el ejemplo de María sepamos ayudar con presteza a las mujeres embarazadas que necesitan ayuda. Encomendemos especialmente a las madres emigrantes y las que sufren por el hambre y la guerra.
Motivación del día
En esta campaña por la vida, a veces nos olvidamos de orar por el fin de la vida, es decir, recordar que la eutanasia está contra la voluntad de Dios.
Mi abuelito materno tiene 96 años y el doctor nos dice que ya no le queda mucho tiempo. Le están dando medicamento únicamente para que no sufra tanto, pues su enfermedad ya no se puede curar. Algunos de mis tíos piden a Dios que no lo haga sufrir. Sin embargo, yo creo que con este momento de sufrimiento, mi abuelito se está ganando su pase directo al cielo. Él ha sido una persona devota y creo que la Virgen y Jesús están a su lado, ayudándole a vivir estos días tan difíciles.
Hace unos momentos, me lo pasaron al teléfono (él ya no puede hablar, le cuesta mucho trabajo) y estuve platicando con él. Le dije que le echara ganas, que este trago amargo Dios se lo estaba tomando en cuenta, Él no se queda con nada y todo este sufrimiento tendrá su gran recompensa en el cielo. Le dije que cuando estuviera junto a la Virgen le recordara seguir intercediendo por los que nos quedamos que seguramente lo recibirían con una gran fiesta en el cielo, con música y baile como a él le gustaba. Platiqué con él de cosas que recuerdo, de cuando veíamos películas de Cantinflas, de lo mucho que lo quiero, incluso le puse música de los Hermanos Carrión que le gustaba mucho escuchar cuando iba a mi casa.
Durante el día he ido recordando más cosas que contarle: sus llamadas de atención que en el momento no me agradaban pero después me hacían ver que yo le importaba, de que en sus bodas de oro yo hice mi primera comunión (y estamos a unos días que cumplan 70 años de casados mis abuelitos), de las comidas que hacía mi abuelita, lo mucho que disfrutaba la época decembrina en el pueblo, etc. Tantas cosas que platicar con él antes de que Dios lo llame a su casa. ¿Por qué negarnos esta oportunidad de recordar, de convivir usando la “salida fácil” de la eutanasia? Mi mamá me dijo que él estuvo sonriendo mientras le platicaba. ¡Ah qué alegría me dio haberle podido dar unos minutos de consuelo en su dolor!
Ya para finalizar me pregunto ¿quiénes somos nosotros para quitarle la oportunidad a nuestros seres queridos de ganarse el cielo con el sufrimiento de una enfermedad? Es un tiempo que Dios concede para hacer penitencia, para reflexionar en lo que se hizo y en lo que se dejó de hacer. Es un regalo que el Señor manda, pues en ese tiempo hay oportunidad de hacer una buena confesión, recibir los santos oleos y la comunión frecuente. ¡Qué mejor regalo que ese!
A la vez, es un regalo para los que estamos cerca de quien sufre una enfermedad terminal. Ahora que por primera vez estoy viviendo la próxima partida de un ser querido he recordado que el fin último de cada uno de nosotros es ir a habitar con el Padre por siempre, es gozar de la gloria de Dios por toda la eternidad. Por ello, creo que el estar con mi abuelito en estos últimos días, ha sido una valiosa oportunidad para yo reflexionar en mi vida, en lo que me falta por hacer, por mejorar, por crecer.
Los invito a que el día de hoy oremos por aquellos enfermos terminales a los que se les niega o se niegan la oportunidad de santificarse a través del sufrimiento y optan por una “muerte asistida”, que no es más que asesinar al enfermo, al que estorba, al que ya no es “productivo” en este mundo. Pidamos porque estas personas encuentren a alguien que les brinde palabras de apoyo, que les ayude a ver el valor de lo que están viviendo y les recuerde que Dios no se queda con nada, que ese sufrimiento ofrecido a Él será grandemente recompensado.
Mi abuelito materno tiene 96 años y el doctor nos dice que ya no le queda mucho tiempo. Le están dando medicamento únicamente para que no sufra tanto, pues su enfermedad ya no se puede curar. Algunos de mis tíos piden a Dios que no lo haga sufrir. Sin embargo, yo creo que con este momento de sufrimiento, mi abuelito se está ganando su pase directo al cielo. Él ha sido una persona devota y creo que la Virgen y Jesús están a su lado, ayudándole a vivir estos días tan difíciles.
Hace unos momentos, me lo pasaron al teléfono (él ya no puede hablar, le cuesta mucho trabajo) y estuve platicando con él. Le dije que le echara ganas, que este trago amargo Dios se lo estaba tomando en cuenta, Él no se queda con nada y todo este sufrimiento tendrá su gran recompensa en el cielo. Le dije que cuando estuviera junto a la Virgen le recordara seguir intercediendo por los que nos quedamos que seguramente lo recibirían con una gran fiesta en el cielo, con música y baile como a él le gustaba. Platiqué con él de cosas que recuerdo, de cuando veíamos películas de Cantinflas, de lo mucho que lo quiero, incluso le puse música de los Hermanos Carrión que le gustaba mucho escuchar cuando iba a mi casa.
Durante el día he ido recordando más cosas que contarle: sus llamadas de atención que en el momento no me agradaban pero después me hacían ver que yo le importaba, de que en sus bodas de oro yo hice mi primera comunión (y estamos a unos días que cumplan 70 años de casados mis abuelitos), de las comidas que hacía mi abuelita, lo mucho que disfrutaba la época decembrina en el pueblo, etc. Tantas cosas que platicar con él antes de que Dios lo llame a su casa. ¿Por qué negarnos esta oportunidad de recordar, de convivir usando la “salida fácil” de la eutanasia? Mi mamá me dijo que él estuvo sonriendo mientras le platicaba. ¡Ah qué alegría me dio haberle podido dar unos minutos de consuelo en su dolor!
Ya para finalizar me pregunto ¿quiénes somos nosotros para quitarle la oportunidad a nuestros seres queridos de ganarse el cielo con el sufrimiento de una enfermedad? Es un tiempo que Dios concede para hacer penitencia, para reflexionar en lo que se hizo y en lo que se dejó de hacer. Es un regalo que el Señor manda, pues en ese tiempo hay oportunidad de hacer una buena confesión, recibir los santos oleos y la comunión frecuente. ¡Qué mejor regalo que ese!
A la vez, es un regalo para los que estamos cerca de quien sufre una enfermedad terminal. Ahora que por primera vez estoy viviendo la próxima partida de un ser querido he recordado que el fin último de cada uno de nosotros es ir a habitar con el Padre por siempre, es gozar de la gloria de Dios por toda la eternidad. Por ello, creo que el estar con mi abuelito en estos últimos días, ha sido una valiosa oportunidad para yo reflexionar en mi vida, en lo que me falta por hacer, por mejorar, por crecer.
Los invito a que el día de hoy oremos por aquellos enfermos terminales a los que se les niega o se niegan la oportunidad de santificarse a través del sufrimiento y optan por una “muerte asistida”, que no es más que asesinar al enfermo, al que estorba, al que ya no es “productivo” en este mundo. Pidamos porque estas personas encuentren a alguien que les brinde palabras de apoyo, que les ayude a ver el valor de lo que están viviendo y les recuerde que Dios no se queda con nada, que ese sufrimiento ofrecido a Él será grandemente recompensado.
ORACIÓN ECUMÉNICA
OH Señor, a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Padre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de tu Nombre.
Amén
ORACIÓN POR LA VIDA
Oh María, aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños
a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén
Juan Pablo II
Encíclica: Evangelium Vitae sobre el Valor y el Carácter Inviolable de la Vida Humana
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